Historias que te llegaran al alma: octubre 2011

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lunes, 31 de octubre de 2011

No te fies de la niña

Esta historia que te vamos a contar le ocurrió a una amiga mia:
Un día Catalina salió del instituto como todos los días, pero ese día por alguna extraña razón decidió tomar un camino diferente. Después de caminar unos minutos, vio a una niña llorando y Catalina le preguntó que le pasaba. La niña señaló con el dedo una vieja casa y entre lloros le explicó que su gato se había metido allí, la niña no quería ir a buscarlo, tenía miedo, se le veía muy aterrada.

Amablemente Catalina, que era muy buena persona, decidió ayudar a la niña y buscar al gato.

Al llegar a la entrada, la puerta estaba abierta, y no había nadie en la casa por lo que decidió entrar. Cuando entró la puerta se le cerró de golpe, a pesar de ello Catalina decidió continuar adelante, de pronto apareció el gato corriendo por las escaleras, Catalina lo siguió, al llegar al segundo piso, el gato estaba allí, en medio del pasillo mirándola fijamente, parecía como si el gato la hubiese esperado y cuando Catalina se le acercó para cogerlo, éste escapó hacia una habitación que tenía la puerta entreabierta.

Al entrar en la habitación, Catalina se quedó sorprendida, era la habitación de una niña, tenía las paredes forradas de papel rosa y las estanterías llenas de preciosas muñecas que miraban fijamente a los intrusos. Pero Catalina no se sorprendió por la cantidad de juguetes que habían en la casa, ni tampoco porque un caballito de cartón balanceaba solo misteriosamente. La habitación, a diferencia del resto de la casa, estaba nueva, como si el tiempo no hubiese pasado.

De pronto fijó la mirada en una foto, se podía ver a una familia, al parecer el padre, la madre y su hija, la niña que ahora estaba allí en la calle esperando que le trajese a su gatito.
Catalina se empezó a asustar de verdad, todo esto ya no le gustaba, así que decidió volver sin el gato y escapar de aquella casa antes de que ocurriese algo. Al darse la vuelta para salir, ahí estaba la niña, ensangrentada y llorando:

¡ELLOS ME MATARON!, ¡Y TAMBIEN LO HARAN CONTIGO!

Al día siguiente encontraron el cuerpo de Catalina, igual como se encontró el de aquella niña muchos años atrás.

Os preguntaréis como sé esta historia. Yo soy aquella niña y quiero que me traigas a mi gato…

la letra pequeña de la Ouija

Todo seguía según lo previsto en la víspera de Halloween. Inexplicablemente, había sido elegido por la dudosa fortuna para organizar la fiesta otro año más. Y la calificaba de tal modo porque sospechaba de mis tres íntimos amigos de toda la vida. Cuatro veces seguidas eran demasiadas. No es que me importara demasiado prepararlo todo, pero sentía que se burlaban de mí a mis espaldas. En esta ocasión, sería Dave Morris el que pasaría una noche terroríficamente divertida.



Las farolas no se demoraron en Royal Street. En la calle, los más pequeños, disfrazados de seres de pesadilla, disfrutaban con gran júbilo de la mágica noche de los difuntos. Iban de puerta en puerta con el tradicional “Trick or Treat” llenándose los enormes bolsones de caramelos, pastas y chocolatinas. En las viviendas, las habitaciones estaban decoradas con precisión para crear ambiente, donde no faltaba la parafernalia habitual encumbrada por las tarántulas colgantes del techo, las brujas estampadas en las paredes y las inquietantes calabazas incandescentes de tétrica estampa. Mi madre y mi hermano habían salido con la vecina Morgan y no volverían hasta entrada la madrugada, por lo que nada ni nadie podría estropear mi broma sublimemente perpetrada.

Por fin llegaron las once en punto. El timbre, manipulado para tan especial momento, sonó como si fuese un lobo aullando a la luna enlutada que honraba con su presencia. Me cercioré de que todo estaba dispuesto y abrí la puerta. Delante de mí, Joseph, vestido de espantapájaros, azotaba a Edward y a su hermano Jonathan con un ramal de paja, mientras éstos, de vampiros, rechazaban sus vaivenes con la mano y le despojaban de su otro brazo prefabricado. Después de pedirles que terminaran con sus jueguecitos de críos, eché la llave y pasamos al salón de bienvenida. Fue entonces cuando comencé a experimentar una sensación de cierta maldad en mí difícil de describir. Sus rostros, risueños y despreocupados, se tornaron serios y rígidos al verse sumergidos en una oscuridad espesa, débilmente atenuada con una docena de velas dispuestas en círculo sobre el mesón de caoba. Se miraron los unos a los otros como si no entendieran qué demonios significaba aquello, y Joseph, que solía ser la voz cantante del grupo, balbuceó:

–Da… Dave, esto da miedo de verdad, amigo, te has lucido con la presentación, pero no se ve bien con poca luz, será mejor que…

–¿Estoy oyendo bien? –le interrumpí–. Un espantapájaros… ¿espantado? Descuida. La luz es la adecuada para esta magnífica velada. Podéis sentaros en el sofá y comer algunos dulces de la calabaza, en la mesilla. Ahora vuelvo.

–Pero Dave, ¿no vamos a salir de casa en casa como siempre o…?

–Que no, Edward, esta vez nos divertiremos con un juego… especial. El que quiera marcharse ya sabe donde está la salida. Una vez iniciada la sesión no es recomendable dejarla a medias –fingí enfadarme mientras negaba con el dedo índice

Alejándome de los tres pobres asustados, subí las escaleras y entré en mi dormitorio. Me encaminé al armario y busqué entre la multitud de libros el juego mesa durante unos instantes. Ya en mis manos, regresé al salón mientras los chicos observaban absortos el programa Entrevista con el vampiro de Castle Royal. Entonces, aguándoles los minutos de relajación que se habían permitido, apagué el televisor y reclamé su atención entonando una carcajada malévola:

-Ouija. El juego conocido por todos donde un grupo de personas procura comunicarse con el más allá. El funcionamiento es claro: alentar la aparición de entidades espirituales por medio de preguntas concretas. Como reglas a tener en cuenta, dos: nunca se debe provocar a la entidad ni abandonar si el espíritu en cuestión no lo considera oportuno.

Los semblantes incrédulos de mis amigos no lograron articular gesto. Atenazados, tal vez, por la influencia imperceptible del tablero místico invocador, se encontraban los tres en una pose demoledora, con piernas y brazos entrecruzados sin pestañear lo más mínimo, atentos a cada uno de mis movimientos mientras preparaba la escena. Situé la tabla en el centro del mesón, rodeada de las doces velas, y me senté en el sillón de terciopelo individual con reposabrazos para zurdos. Acto seguido, primero Joseph, y justo después Edward y Jonathan simultáneamente, se arrimaron para alcanzar a ver mejor.



–Comencemos. Necesitamos concentrarnos para evocar espíritus. Para ello, nos cogeremos de las manos, cerraremos los ojos e intentaremos dejar la mente en blanco.

Tras considerar que la primera fase de sugestión a la que estaba sometiéndoles era suficiente, proseguí:

–Bien. Ahora, coloraremos nuestros dedos sobre el indicador e iniciaremos el contacto.

El tablero era clásico. Las letras, divididas en dos grupos arqueados, estaban custodiadas desde las esquinas por seres y astros antropomorfos. Tampoco faltaba la numeración del uno al nueve y el “good bye”.

Una de las velas se consumió por completo esculpiendo en sus cenizas una sugerente figura. Miré alternativamente a cada uno y luego me cercioré de si estaban preparados. Tras esto, decidí dar comienzo la sesión:

–¿Hay alguien ahí? ¡Habla para que podamos escuchar! –exclamé con vehemencia para imprimir más veracidad

Silencio sepulcral. Tanto era así que las palabras aún resonaban en mis tímpanos. Las llamas vibraron y Joseph soltó un chillido nervioso que asustó a los hermanos, ambos cariacontecidos. El ambiente, cargado de una tensión casi palpable, resultaba asfixiante por la respiración contenida de los tres, pendientes de que la tablilla indicadora reaccionase.

Aprovechando el estado de ensoñación en que estábamos inmersos, con movimiento sutil y calmado, desplacé el testigo hasta la consiguiente respuesta:

“S – I”

Edward se llevó la mano a la boca y los otros dos parecieron tragar saliva, con los brazos tiesos sin despegarlos de la tablilla. Mi leve sonrisa, que después recompuse por un gesto más acorde, mostraba la felicidad que seguro habían sentido ellos cuando hacían trampa en el sorteo de nombres, pero la mía era maquiavélica. Tal vez había descubierto un hobby; tal vez me gustaba infundir temor. Luchando por no revelar esa emoción cada vez más dominante, continué con la farsa:

–¿Eres un mensajero de Dios? ¿Un mensajero del Diablo?

Con una desatada rapidez sorprendiéndome a mí mismo, moví con habilidad hasta formar las palabras de ultratumba. El sonido al rasgar la madera macilenta era tan auténtico que me erizó el poco vello viviente en mi cara.

“S - O - Y - U - N - E - S - P - I - R - I - T - U - E - R - R - A - N - T – E”

–¿Eres bondadoso? –inquirió Jonathan de improviso de un salto, antes de que pudiera seguir con mi guión preestablecido.

En ese preciso momento, decidí avivar aún más la llama del miedo. Apesadumbrados por una oscuridad impregnada hasta los huesos, era la hora de los efectos paranormales. Actuando con la presteza del buen mago, accioné un botón bajo la mesa que removió la misma. El repiqueteo del testigo indicador sobre la ouija hizo que Joseph y Edward quitaran de inmediato sus dedos y separaran la mano de Jonathan, que todavía mantenía posada a merced de una profunda sugestión. Aquello me excitaba. Me sentía poderoso y todavía quería más. Por primera vez en mucho tiempo, no sentía remordimientos con ejercer de siervo del mal. La broma, la gran broma, estaba resultando tremendamente satisfactoria. Pero aún quedaba la traca final. La guinda estaba aún por llegar.

“N - U - N - C – A”

Enderecé las velas caídas e intenté calmar a los chicos, que dando palos de ciego, buscaban el interruptor como si fuese lo último en vida. Les dije que no podían abandonar, pero ellos hicieron caso omiso de mis advertencias.


–¡Vayámonos de aquí, es un espíritu maligno, es un demonio! –gritó Joseph desencajado y casi sin voz

–Jonh… Jonhatan, ¿dónde estás? ¡¿Dónde estás, Jonathan?! ¡Por Dios, dime algo…!

Aprovechando el desconcierto reinante e imposible de detener, aproveché para dar el toque maestro, a pesar de que me hubiera gustado alargar más el juego:

–Espíritu… ¡manifiéstate, manifiéstate!



El chasquido seco del pomo de la puerta de entrada paralizó el caos. Un chirrido infinito arañó la estancia, enmudeciéndonos. Bajo el dintel, la efímera silueta de una mujer apareció. Miraba con ojos tiernos a la nada; feliz, inocua. Probablemente, era lo más hermoso que había visto en mi vida. Joseph, Edward y Jonathan permanecían estáticos, casi catatónicos. Sin lugar a dudas, la aparición estelar a cargo de la tienda de bromas Halloween’s Jokes estaba siendo ejecutada con maestría. Los rostros pétreos de mis amigos bien valían una foto para recordarles sus trampas. Corrí al dormitorio y saqué del segundo cajón del escritorio la cámara instantánea. Una vez comprobado el carrete, salí disparado directo a por la captura que serviría como seguro por si querían devolvérmela en un futuro. Cuando llegué no había nadie. Ni rastro del actor ni de los chicos. En ese momento maldije mi tardanza.

A la mañana siguiente, de camino al Instituto, recibí la llamada de Edward. Su voz sonaba lejana. Intenté pegar el oído al auricular pero resultó en vano. Miré la batería y observé que estaba completa. Seguí intentando, aunque no hubo manera de conseguir discernir algo claro, así que no tuve más remedio que desistir. Giré por la calle Boulevar Street y luego atravesé el parque nacional. Los barrenderos se empleaban a fondo para recoger toda la basura de la noche.

Miré la hora. Iba bien de tiempo y decidí pasarme por la tienda para felicitar su gran labor; desde luego, se habían portado con la puesta en escena y el tablero trucado. Al doblar la esquina, me extrañé al ver que la tienda, a estas horas, aún estaba cerrada. Poco después un mensaje llegaría al móvil. Lo leí incrédulo y sin entender qué demonios significaba:

Gracias por prestar su servicio a Halloween’s Jokes. Las almas de sus víctimas pasarán reconocimiento antes de formar parte de la plantilla de entidades evocadas a través del tablero ouija, tal como usted, el firmante, estableció tras firmar el contrato.

Sinceramente, Linda Blair, directora de Halloween’s Jokes

Aún alucinado con aquello, saqué de la cartera la copia del contrato. Leí rápidamente de arriba abajo, incluida la letra pequeña. Aquello debía tratarse de una broma. Otra de las bromas genuinas de la tienda. No podía haber vendido las almas de mis tres amigos por no leer… la letra pequeña.

domingo, 30 de octubre de 2011

Al otro lado del chat

  Un día me dijo que era vidente, y no es que no le creyera, pero me muestro generalmente bastante incrédula respecto a estos temas. Lo que no veo, no existe para mí. No digo que debiera haberle creído sólo porque le estimaba ya que en mi opinión la amistad y la confianza son muy importantes, pero simplemente hice un esfuerzo y le di el beneficio de la duda. ¿Y si era yo la que estaba equivocada?. No volvimos a hablar del tema hasta que un día volvió a aparecer en el chat donde estábamos hablando y me envió un privado. Era una de esas ventanitas que sólo podíamos ver ella y yo. Absolutamente privado.

ELLA - Hola, ¿seguimos el tema?
YO - ¡Vale! Pero no creo que puedas convencerme, ya sabes... me cuesta creer estas
cosas.

ELLA - No pretendo convencerte de nada, pero nací con ciertos dones y tampoco tengo
intención de ocultarlos al mundo.

YO - Eso debe estar bien.

En realidad no sabía qué decirle. ¿Estaba bien? En fin... poco podía decir yo al
respecto.

ELLA - Está bien, pero no siempre. Cuando tengo una visión acabo agotada.
YO - ¿Te supone un esfuerzo?

ELLA - Sí, bastante esfuerzo.

YO -¿Y por qué lo haces?

ELLA - No es algo que se elija, se nace con ello.

Hubo un silencio en el que ninguna de las dos parecía saber qué decir. Miré el canal
donde nos habíamos conocido siete meses atrás. Estaban hablando de las próximas
vacaciones de verano.

ELLA - ¿Sigues ahí?
YO - Sí, ¿no puedes verlo? .-Bromeé.

Entonces dijo algo que me asustó.

ELLA - Sí, puedo verte.

Tragué saliva y pensé, vaya, me está tomando el pelo y yo caigo como una tonta.
Sentí un escalofrío pero decidí presionarla.

YO - ¿Ah, sí? Pues dime... ¿con quién estoy?
ELLA - Sola

Bueno, eso podía haberlo comentado antes en el chat y que ella lo hubiese leído.
Decidí seguir con aquello como si se tratara de un juego.

YO - Dime algo que me sorprenda. Algo que veas en mi habitación.
ELLA - Veo que tienes algunas de las teclas de tu ordenador borradas. Tecleas rápido.

YO - Ya, pero eso puede pasarle a cualquiera. Las letras de los teclados se borran.

ELLA - Tú tienes borrada la A, la S, la L y la M.

Miré mi teclado más curiosa que horrorizada, pero de la curiosidad a la ansiedad
hubo tan sólo un instante. Ya no me hacía tanta gracia el juego. Mi condición de
incrédula, no obstante, me hizo ir más allá.

YO - Amiga... estoy segura de que casi todos tenemos las mismas letras borradas. Dime
algo que sorprenda de verdad.
ELLA - ¿Por qué quieres seguir con esto si no me crees?

Buena pregunta, pensé.

YO - Igual para conocerte un poquito más, o para experimentar algo que no haya
experimentado antes.

En ese momento supe que ella sonreía desde su lado del monitor. Internet es un sitio curioso. Estás en tu casa, en camiseta de tirantes y pantalón corto, descalza y con el ventilador puesto cuando al otro lado de la pantalla alguien te habla abrigado hasta el cuello, con un par de calcetines y la estufa puesta porque tú estás disfrutando del inminente verano y ellos aún están pasando el clima del invierno.

Mi amiga se había mostrado siempre amable, abierta, simpática y con un buen sentido del humor. Se podía decir que coincidíamos en todo menos en este tema. No nos gustaba el fútbol, adorábamos las comedias, nos encantaba Oscar Wilde, ambas habíamos visitado Orlando, a las dos se nos había muerto el padre... ¡eran tantas cosas las que nos acercaron y nos hicieron grandes amigas!.

ELLA - ¿Cómo llevas el libro? –Preguntó de pronto.
YO - ¿Qué libro?

ELLA - El que tienes encima de la mesa... déjame ver... La fuerza bruta, de John
Steinbeck.

Miré a mi derecha con los ojos como platos. ¿Se lo había dicho? ¿Le había dicho que lo había empezado o que iba a leerlo? ¿Le había dicho que solía poner los libros en mi mesa porque me encantaba mirar una y mil veces las portadas de los libros que me estaba leyendo? Evidentemente, la respuesta debía ser sí.

YO - Acabo de empezarlo.

Lo escribí sin dejar notar nada sobre mi –todavía- sorpresa.

ELLA - Yo no lo he leído.
YO - Ya te diré qué me parece.

En el chat general el tema de conversación giraba en torno a las lanchas motoras. No me pareció más interesante que mi conversación en privado y me puse a pensar qué podía preguntarle para descubrirla o rendirme a sus pies definitivamente. Pero habló ella.

ELLA - Alguien va a llamar a la puerta.
YO - Ah, pues ve, te espero.

ELLA - No. Es en tu casa.

Sonreí incrédula. Iba a poner una risa (jajajaja) cuando sonó el timbre. Miré hacia la puerta de la habitación. Mis ojos volvieron a la frase premonitoria de mi amiga.

YO - Ahora vengo.
ELLA - Ok.

Llegué hasta la puerta y miré por la mirilla. Un vendedor de alfombras.
- No me interesa. –Dije para no tener que abrir.
El chico dijo algo que sonó despectivo y se marchó a otro piso.
Volví al chat.

YO - ¿Cómo lo sabías? Era un vendedor de alfombras.
ELLA - Te he dicho que puedo verte.

Sopesé la posibilidad de que tuviera razón pero mi sensatez lo negaba una y otra vez. No había nacido yo para creérmelo todo, y menos aún aquello que escapaba a la lógica. Mi amiga no sólo estaba en su casa, sino que estaba en otro país y teníamos distinta franja horaria.

ELLA - ¿Sabes? Algo me dice que debo seguir mirándote. No te asustes pero...
YO - pero???????

ELLA - Es que no sabría explicártelo. Generalmente tengo visiones premonitorias, otras veces, como hoy, puedo provocar el verte. Aparecen imágenes frente a mí y te veo, veo tu habitación, pero esto supone un gran esfuerzo. Me duele la cabeza.

YO - Ya, pero... ¿y el “pero” que decías?

ELLA - Es que no quiero asustarte pero presiento algo raro.

YO - Ahora sí que me estás asustando.

¡Pero qué poca firmeza tenía, por Dios! ¡Ahora estaba asustándome de verdad! Yo, la
incrédula, la que si no ve, no cree. Me sentía agitada. Quizás se debía a que eran
pasadas las diez de la noche ya, estaba sola en casa y la última persona que había
visto había sido un desconocido poco amable desde una mirilla. Al menos aún podía
escuchar el volumen alto de un televisor. Era mi vecina, una viejecita que estaba
algo sorda.

YO - No sé pero... quizás deberíamos cambiar de tema.
YO - No es que me hayas convencido pero...

ELLA - :) No te preocupes, te entiendo. ¿Tengo tu permiso para seguir observando?

YO - Claro, pero que conste que no tengo tan claro que puedes verme. Mi sesera me
impide creerte. :)

Miré de nuevo el chat para ver si surgía algún tema en el que pudiera involucrarme
pero estaba parado. Había unos siete miembros en el chat y ninguno de ellos hablaba.
Todos estaban en privados. Miré la ventanita del privado de mi amiga.

Iba a escribir algo cuando ví que ella se me había adelantado.

ELLA - Cielo, ahora te asustes pero, no estás sola.

Sentí un escalofrío en mis piernas y mis brazos. Tanto se erizó el vello que me
dolió. ¿Cómo se podía calificar a una de “cielo” para luego decirle que no estabas
sola en la habitación?.

YO - ¿Qué quieres decir? Me estás poniendo nerviosa.
ELLA - No puedo identificarle pero está detrás de ti

YO - Por favor para

ELLA - No se mueve casi, no te asustes, déjame observarle.

YO - Estoy asustada.

Ahora sí que lo estaba. Miraba la ventana. Oscuridad total. No me atrevía a girarme
hacia atrás. ¿Y si veía algo que no quería ver? ¿Y si allí estaba mi amiga? ¡u otra
persona! Eso aún era peor... comencé a notar un nudo en la garganta. Hubiera querido
ser más valiente o más cobarde y llorar, pero estaba estancada en mi propia lucha
para creer o no creer.

ELLA - ¿Notas frío a tu alrededor?

Su pregunta me llegó casi cuando estaba a punto de apagar el ordenador y encender la
luz del techo para meterme rápidamente en la cama y olvidarme del tema.

YO - Estamos a más de 30 grados.- Le informé.
ELLA - Ok. Es que no consigo entrar en él.

YO - ¿¿¿EL??? ¿entrar??

ELLA - Se muestra como una estatua por eso no me deja descubrirle. No sé si es bueno
o tiene malas intenciones. Sólo sé que está ahí, estático.

YO - Yo no veo a nadie... esto no me gusta.

ELLA - Ya te dije que no te asustarás, cielo. Además, yo estoy contigo.

YO - Sí, a miles de kilómetros de distancia.

Entonces lo noté. Una especie de roce helado, como si hubieran puesto una mano sobre
mi brazo. En la zona donde la sentí el pelo de mi brazo se erizó. Completamente en
alto. El resto de mi cuerpo no notó nada.

YO - ¡Está pasando algo!
ELLA - ¿Qué??

YO - He sentido un frío helado en mi brazo.

ELLA - Tranquilízate.

YO - Se me ha erizado el pelo, tengo una extraña sensación.

Comenzaba a ser pánico.

ELLA - Cielo, tranquila, hazme caso.
YO - Esto es muy raro

YO - Estoy asustada

YO - Necesito tranquilizarme, estoy.... joder!

YO - joder joder joder joder joder

ELLA - ¿Quieres dejar de escribir?

YO - joder joder joder joder joder

ELLA - Te va a dar una taquicardia, tranquilízate.

Y entonces noté un soplo frío en un mi cuello, como si me hubieran tirado el aliento.

YO - ¿Qué significa el frío del que me hablabas?
ELLA - El frío lo transmiten los muertos cuando se acercan, generalmente algo
enfadados o...

YO - ¿OOOOOO??????????

ELLA - violentos

YO - ¿VIOLENTOS?????

YO - Joder ayúdame, qué hagooooooooo?????

ELLA - Tranquilízate, yo no lo he visto moverse.

YO - ¡Haz algo!

ELLA - Cielo ¿quieres tranquilizarte?

YO - ¡Hay alguien conmigo joder! Tengo un muerto tirándome su aliento en mi espalda,
estoy acojonada estoy asustada estoy llorando

ELLA - Cielo.... ¿te importaría escucharme? Deja de escribir y lee esto

Hice un esfuerzo. Para mí escribir suponía no mirar atrás y leer palabras, ya fueran
suyas o mías, sentirme menos sola en mi habitación.

ELLA - No hay nadie, cariño.
YO - Lo dices para tranquilizarme.

ELLA - NO HAY NADIE

YO - Está aquí, lo siento, lo presiento lo notooooooo

ELLA - Ok. Escúchame. Era
broma.

YO - ¿Broma????

ELLA - Quería demostrarte que no existen los incrédulos, cálmate por favor. Yo no veo
nada, es cierto que a veces tengo visiones premonitorias, como cuando han llamado a
la puerta, pero no puedo obligarme a ver a nadie.

YO - pero yo siento algo

Esto último lo escribí con lágrimas en los ojos y más asustada que nunca.
Sus palabras no me tranquilizaban. Las lágrimas a veces me impedían leer bien pero
me las quitaba restregándome en segundos los ojos o apretando los párpardos para que
salieran disparadas y dejaran de molestarme.

ELLA - Voy a llamarte por teléfono.

Pocos segundos después sonaba el timbre del teléfono. ¿Había hecho ella misma una
conferencia para convencerme de que no existían las videntes ahora que ya me lo
había creído?. Fui a descolgar pero ocurrió algo que congeló mi mano en el aire.

ELLA - Cielo, no puedo llamarte sin desconectar esto. Sólo tengo una línea. ¿Puedo
llamarte o prefieres que sigamos aquí?

Cuando ya tenía puesta la mano en el auricular ví su privado. ¿Cómo podía escribirme
y llamarme a la vez? Miré el identificador de llamadas antes de descolgar. No había
número, era anónimo. No era ella. Eso lo tenía claro después de haber visto el
privado.

Respiré hondo y dudé entre contestar al privado o descolgar el teléfono. Me decidí
por la llamada.
- Dígame.
- Tu amiga va a a morir mientras tú escuchas este mensaje.

Jamás había sentido tanto miedo y jamás en mi vida mi corazón había dado un vuelco
tan grande ni mis piernas –aún sentada- me habían fallado con tal rapidez. Me hice
de mantequilla. Comenzó a darme vueltas la habitación y luché por recuperar el
aliento.

De pronto la línea se cortó y comenzó el molesto pitido de “comunicando”.
Solté el auricular como si me quemara en las manos.
Volví rápidamente al chat, al privado. Tecleé tan rápido que lo escribí todo mal.

YO - ?ESta`s ahí´?
YO - respondeeee!!!!
YO - responde por favvor!!!!
YO - ¿no me lees¿¿¿
YO - DI ALGOOOOOOOO

Histérica, cogí mi agenda y marqué su número de teléfono. Yo sí tenía dos líneas y
podía permitirme permanecer en internet mientras le llamaba. Conseguí comunicación
con el extranjero y esperé... esperé nerviosa, mordiéndome el labio, más agitada que
entera, más asustada que nunca... prácticamente bailaba en mi asiento.

Pero no contestaba.

Colgué furiosa pegándole tal golpe al auricular que pensé que me habría cargado el
teléfono. Volví al privado y traté de que mi amiga respondiera. No lo hacía. Al
final apareció un mensaje en mi privado. En su ventana.

ELLA - Ahora sí te veo. No tengas miedo. Sólo me quedaré un momento.

Sentí un escalofrío que me recorrió la espina dorsal. El chat me indicó que tras
escribir esa última frase, mi amiga había salido del chat. Ya no estaba allí. No se
había despedido de nadie, ni de mí, ni del resto de los miembros del chat. Había
desconectado.

Miré fijamente la pantalla que sólo se movía ahora en el chat general. Ni siquiera
sé de qué estaban hablando. Para mí todas las líneas no tenían significado, sólo
podía mirar su último comentario del privado. “Ahora sí te veo. No tengas miedo.
Sólo me quedaré un momento”.

Entonces lo entendí.
Comencé a llorar desesperada.

Mis manos corrieron a mis ojos y lloré sofocada, entendiendo que mi amiga había
muerto, que era yo la que había tenido el presentimiento y la premonición, y que
ahora ella estaba a mi lado. Esta extraña comprensión me hizo girarme y mirar mi
habitación vacía. No quería creer que no estuviera allí. No podía, no después de
todo....

Una caricia, tan suave que apenas era como un suspiro, acarició mi cabeza.
Transmitió tal cantidad de paz que lejos de asustarme me relajó. Mis lágrimas
continuaron cayendo por las mejillas. Ya no las secaba. Miraba al vacío sabiendo que
ella estaba frente a mí.

- ¿Qué te han hecho? . –Pregunté al aire.
- Pssss.
Respiré hondo al escuchar ese sonido. Era como cuando era pequeña, tenía miedo y mi
madre ponía su dedo en la boca y soplaba para que olvidara el tema y pensara en
cosas bonitas.

Ladeé triste la cabeza. La paz de su caricia no me abandonaba pero sabía que éste
sería nuestro primer y último encuentro sin el ordenador de por medio. Me tembló el
labio.

- Te echaré de menos.

En ese momento en el ordenador hubo un movimiento general. Se minimizó el chat, se
abrió solo un tratamiento de textos, y apareció una corta frase en una página en
blanco:

Y YO A TI. 

La niña de los columpios

Era una tarde nublada del mes de Noviembre, había quedado con mis amigos, era el cumpleaños de uno de ellos en la quinta de San Eutiquio (un club de fútbol), salí de casa con mis padres, me acercaron hasta la casa de uno de mis amigos el cual nos llevaría a todos hasta la villa del club.

Todo eran risas   y nos lo estábamos pasando muy bien, primero en el coche, íbamos bastante apretados, a mi me había tocado ventanilla. Recuerdo que íbamos hablando de una canción que escuchábamos en la radio una bastante antigua yo a la vez que hablaba pues iba mirando por la ventana, la velocidad del coche no era mucha pero si se puede decir que íbamos rápido. Nos acercábamos a la zona de la villa, en el extrarradio de la ciudad, casas con jardín, chales, las cuales suelen tener un muro de protección, sobre todo las que están cerca de la carretera.

De repente, todos nos callamos, no por nada en especial, sino porque la conversación ya había acabado y punto. Mire por la ventanilla y al pasar rápido por un muro me pareció ver una cara, nada imaginaciones mías, pero... no se, tenia una sensación un poco extraña. Llegamos a el club, nos pusimos a jugar a fútbol un poco pero enseguida tuvimos que parar .El cielo ennegrecía y comenzó a llover, nos metimos en la zona de las mesas, donde merendaríamos algo, como era invierno hacia fresquillo y anocheció enseguida, al acabar con los regalos, y la comida salimos afuera, había parado de llover y ya era de noche cerrado casi. Nos aburríamos un poco y se nos ocurrió jugar al escondite nocturno, ya que teníamos un espacio estupendo, porque a parte de los campos de fútbol había un extenso prado con árboles arbustos...etc.

Todo iba muy bien, nos lo estábamos pasando de cine. Daba un poco de mal rollo cuando te quedabas a contar pero como siempre tenias cerca al graciosillo que hace algo de trampa para ganar, pues no daba tanto miedo. Casi siempre perdía yo, hasta que de una vez que me toco esconderme, me fui lejos, muy apartado del resto del grupo, casi a los limites de la villa. No oía nada , solo el mecer del viento con los árboles ni las voces de mis amigos , ni un coche pasar , NADA...... agachado detrás de un arbusto empecé a tener la sensación de: esto no me gusta , cuando decidí irme de el sitio y aunque perdiese , dejaria de pasar miedo , pero el viento se paro repentinamente aunque.... los columpios se mecían ellos solos....ya me estaba empezando a asustar de verdad mire hacia mis alrededores, sombras....ya me iba a ir de vuelta con mis amigos cuando de pronto oigo un silbido de una niña, un silbido con la misma melodía una y otra vez y otra y otra..... asustado corrí con mis amigos y se lo conté todo ,solo uno de ellos me creyó, los otros decían que había sido un hierro chirriante pero yo os aseguro que lo que oí no era nada de eso, sino que era el silbido de aquella niña, nos montamos en el coche y al alejarnos mire por la ventanilla hacia los columpios y ahí estaba...una niña pequeña vestida con un camisón blanco, pelo negro y corto, los ojos eran rojos y brillantes y se reía mientras se balanceaba en el columpio mirándome, quite la vista y se lo conté al amigo que me había creído.... esa noche no dormí nada bien y lo poco que conseguí conciliar el sueño soñé con aquella maldita niña que tantos quebraderos de cabeza me había provocado.... la pregunta es: ¿quien era esa niña? ¿estaría viva? ¿Porque me eligió a mi? ¿significaba algo esa melodía?...

sábado, 29 de octubre de 2011

La muñeca de porcelana

Cuento
Hace unos años existia una niña llamada Magdalena. Ella tenia un abuelo que àdecia cancer y al poco tiempo murio. Ella estaba muy triste, pero su abuelo la habia incluido en su testamento. Que aunque no se lo devolveria, por lo menos tendria parte de el. El regalo era una muñequita de porcelana. A ella, al principio, le gusto la muñeca. Pero iban pasando los dias y la muñeca le empezaba a dar miedo. Cada vez que la dejaba en un sitio y se iba, esta desaparecia y aparecia en otro lugar sin que nadie la tocara. Por eso la tiro. Pero se sintio muy mal, ya que era lo unico que le quedaba de su querido abuelo. Cuando fue a buscarla al cubo de la basura, ya no estaba. Se la habian llevado.
Ese dia, cuando se fue a la cama, encontro a su muñeca en la almohada, con los ojos muy abiertos y muy sucia. La niña estaba contententa, pero cuando pregunto a sus padres no dijeron nada. Entonces se asusto, y fue a por la muñeca. Entonces, la muñequita abrio la boca y dijo: "l¿Por que te has desecho de mi?". La niña se asusto tanto que murio. Esto paso un dia de Halloween.

Tu Estas Solo/a Ahora

Cuento  
Elvira era una niña de unos diez años que no tenía papá, su mamá trabajaba todo el tiempo por lo que tenía que dejar a su hija sola en casa, pero una noche, sintió un escalofrío y tuvo
miedo de dejarla sola, pero como no podía dejar su trabajo ya que era su único sustento decidió irse.
"voy a llamarte cada 2 horas para ver como estas y no le abras a nadie, cuando llegue tocaré la puerta tres veces".
La madre cerró la puerta y se marchó, Elvira, asustada y sola decidió dormir para que pasara el tiempo sin darse apenas cuenta .
Al poco rato, el teléfono sonó despertando a la niña, se levantó del sillón y apresurada cogió el teléfono con la esperanza de escuchar la dulce voz de su madre:
- Mamá, ¿Eres tu?, ¿mamá?,¿mamá?....
Pero nadie contestó. Desilusionada y asustada colgó el teléfono y se fue a la cama mientras se tranquilizaba para quitar importancia a lo ocurrido.
- Después de todo la llamada se habrá cortado. Pensó Elvira.
De pronto, antes de que se acostase el teléfono volvió a sonar, al llegar y descolgarlo:
-¡Bueno..mamá no es gracioso contesta..mamá, estas asustándome!.

Elvira colgó de nuevo el teléfono y regresó a la cama, esta vez más asustada.
De pronto llamaron la puerta TOC TOC pero no hubo una tercera vez por
lo que Elvira decidió no abrir ya que su madre le había dicho que tocaría tres veces.

Al caer la noche la madre no había regresado y Elvira empezó a preocuparse y de nuevo el teléfono sonó.
-Bueno..mamá, ya es tarde ven a casa.
Del otro extremo del teléfono sólo se escuchó:
-Tu estas sola ahora.
Elvira colgó rápidamente el teléfono desesperada empezó a llorar corrió hacia la puerta para ir con alguno de sus vecinos para que llamaran a la policía, pero al salir Elvira encontró el cuerpo de su madre tirado en el suelo, ensangrentado, desgarrado totalmente, sus piernas horriblemente torcidas hacia ambos lados, sus brazos
quebrados como si un trailer hubiese pasado varias veces por encima.
Elvira no pudo resistir el tremendo impacto y cayó desmallada perdiendo el conocimiento, cuando despertó. Cuando despertó ya estaba en un centro de psicología infantil.
Aunque la ayudaron a superar la traumática experiencia, ella no dejaba de soñar con esa voz que le decía una y otra vez:
- Tu estás sola ahora…
Los psicólogos creían que Elvira había sido la culpable de la muerte de su madre, pero Elvira pensaba que eso no era cierto.
Elvira quería mucho a su madre y soñaba todos los días con ella.
Hoy aunque han pasado diez años de aquel trágico incidente, Elvira sigue en tratamiento y totalmente traumatizada en un centro psicológico.
¿Qué como se todo esto?, simplemente porque yo soy Elvira y quiero decirte a ti que estás leyendo estas lineas:
- TU ESTAS SOL@ AHORA.

El hombre del saco

Introduccion
Seguro que todos hemos oido hablar del famoso hombre del saco. Ese sr que habita bajo las camas de los niños o dentro de los armarios. Cuando un niño se porta mal, el hombre del saco viene y se lo lleva. En este caso no fue exactamente un niño...
Cuento
Eran cerca de las nueve y papá vino a darme las buenas noches. Mamá era la que siempre me acostaba y él venía cuando iba a ponerse el pijama, con lo cual no era de extrañar verlo desabrochándose la camisa o los zapatos.

- Mañana, partido- Me dijo sonriente mientras me acariciaba la cabeza.
- Sí...- Dije felizmente sin ocurrírseme nada que decir.
- Bueno, te dejo que descanses. Acuérdate mañana de desayunar bien.- dijo acariciándose la pequeña calva que le estaba saliendo. Cada vez que mi padre me daba un consejo, se me quedaba grabado en la cabeza.

Se despidió con un beso en la frente y cerró la puerta. Era extraño pero cada vez que la puerta estaba cerrada, sobre todo de noche, no parecía mi habitación. Era como si me encontrase de repente en un sitio aislado de toda la casa, lejos de todo el mundo. La lámpara de cera que me habían regalado por mi cumpleaños contribuía a ello, pues proyectaba extrañas sombras con movimiento dentro de una luz verdosa que empapaba todo el cuarto. En mi despertador de las Tortugas Ninja, el segundero sonaba con violencia aunque normalmente no me percataba de su existencia. A lo lejos oía la voz de mis padres y una suave melodía, aquella noche no parecían querer ver la tele.

Tumbado boca arriba en la cama, pegué un poco la barbilla a mi pecho y miré la ventana. Desde aquel sexto piso (y desde mi cama), lo único que veía era la luna suspendida en el aire, incompleta, sin fuerzas para dar luz. Giré la cabeza hacia la derecha y miré la puerta en la pared del pequeño trastero. Allí estaban mis juguetes y en noches como esa, en las que papá y mamá no veían la tele, se oían terribles gemidos y ruidos.

Deseé con todas mis fuerzas que aquella noche no oyera nada, pues empezaba a sentir pánico y aunque luego de día no recordaba nada, algo me hacía pensar que si esa noche volvía a tener pesadillas lo recordaría para siempre.

Pasó mucho tiempo sin que pasara nada. De vez en cuando oía alguna risa de mamá, como si papá le contara cosas graciosas y la música seguía sonando, aunque canciones distintas. El sudor frío se hizo presente en mi nuca y espalda cuando empezaron los ruidos. Eran ruidos extraños, como muelles oxidados y alguien dando pasos dentro del trastero. Ya no oía a papá ni a mamá. De repente empezaron aquellos gemidos y creí que la puerta del trastero se iba a abrir...

- ¡Papaaaaaaaaaaá!- Grité con todas mis fuerzas.

Los ruidos cesaron repentinamente, como si el sólo hecho de llamar a mi padre los aterrase. En unos instantes estaba en mi cuarto y con la luz ya encendida, me abrazaba y escuchaba mis explicaciones.

- Pero tranquilo, el hombre del saco no existe- dijo disimulando una sonrisa.
- Sí, si que existe. ¡Yo lo oigo!- Le expliqué. No me gustaba que pensase que eran “cosas de niños”.

Entonces mi padre me guiñó el ojo y se me acercó al oído para susurrarme: “Bueno, pues si existe, yo lo cazaré”. Acto seguido se levantó y se dirigió hasta mi puerta. Luego salió y me miró.

- Bueno, hasta mañana. Recuerda que los monstruos no existen- dijo en voz alta. Luego volvió a entrar en mi cuarto sin hacer ruido y cerró la puerta. Se sentó en la esquina de la pared de la puerta y la del trastero y se llevó el índice a los labios, indicándome que guardara silencio. Todo parecía un juego para él.

La lámpara de cera volvió a hacer de las suyas. Esta vez ya no se oía la música y por supuesto tampoco hablaban papá y mamá. Todo era un escandaloso silencio, a excepción de mi despertador que no hacía más que acelerar mi pulso. Tic tac, tic tac, tic tac, tic tac...

La luna aparecía y desaparecía tras mis párpados y éstos parecían más pesados cada vez. Pero cuando estaba a punto de dormirme, los ruidos comenzaron una vez más y miré con los ojos como platos a mi padre.

Papá no me miró pero puso la cara que ponía cuando el mando de la tele no funciona. Se puso de pie y dio dos pasos, hasta quedar delante de la puerta del trastero. Los gemidos empezaron y mi padre, sin pensárselo dos veces, abrió la puerta del trastero. La luz de la lámpara de cera no parecía entrar en el trastero y la oscuridad era más recalcada en él. Al abrir la puerta, los ruidos se agigantaron un poco y yo comencé a estremecerme en la cama.

- ¿Papá...?

Papá se giró y puso de nuevo el índice delante de su sonrisa, como si no quisiera que lo sorprendiesen porque estaba a punto de gastar una broma. Entonces algo brilló dentro del trastero y escuché un pequeño silbido. Un segundo después, la cabeza de mi padre, desprendida del cuerpo, chocaba contra la lámpara de cera, haciéndola añicos y todo se envolvió en oscuridad.

Fui incapaz de reaccionar, me quedé petrificado mirando la forma negra en el suelo que era la cabeza de mi padre. En la penumbra empecé a escuchar un goteo y pensé que era de sangre. Algo salió del armario y al andar hacía aquellos ruidos extraños que se oían en el trastero y resonaban con estrépito en mi cabeza. Avanzó hasta donde yo miraba, cogió la cabeza de mi padre y la metió en un saco que arrastraba y donde parecía llevar otras cabezas. Luego volvió al trastero haciendo los mismos ruidos y cerró la puerta tras de sí.

En breves instantes mi madre entraría en mi cuarto para ver si todo iba bien y encendería la luz. No tenía ni idea de cómo explicarle lo que había sucedido.

viernes, 28 de octubre de 2011

Jack-o-lantern

Introduccion
Todos hemos hecho alguna vez una linterna calabaza para estos dias de Halloween. Sabemos que primero hay que cortar la parte de arriba de la calabaza y luego sacarle lo de dentro. Despues llega lo divertido. Dibujar la cara. Pero lo que mucha gente no sabe es de donde viene la famosa calabaza
Cuento
Hace tiempo, habia un hombre llamado Jack. El tenia esposa e hijos, aun que maltrataba a su mujer y no era buen padre. Para colmo, le gustaba beber. Todas la noches iba al bar de su pueblo y se emborrachaba a mas no poder. Pero un año en Halloween...el diablo se le aparecio y le dijo:
-Ya es hora
-¿Hora de que? -le pregunto Jack, que como habia entrado hace poco, aun no estaba del todo borracho.
-Estas acabado, he venido a por tu alma.
Jack pensaba en como evitar ir al infierno con el diablo, asi que se le ocurrio una idea.
-Esta bien, ire contigo -dijo, intentando parecer resignado- pero antes, dejame beber una cerveza mas.
-Como quieras -respondio el diablo satisfecho.
-Solo hay un problema, es que no tengo monedas.
Entonces, el diablo que se estaba impacientando, decidio que se transformaria en moneda y asi pagaria al yabernero, pero Jack aprobechando la ocasion lo metio en el monedero con una cruz de plata. Asi el diablo no podira salir.
El diablo chillaba y le exigia que le dejara salir, asi que Jack hizo un trato con el. Le liberaria si le dejaba en paz un año.
Entonces intento arreglar su vida, portandose mejor, dejando la bebida y llendo a misa. Pero volvio a caer y al siguiente Halloween el diablo se le aparecio en la entrada del bar. Entonce Jack le propuso un nuevo trato. El iria al infierno si subia a un arbol y le daba una manzana. Incluso le dijo que le ayudaria a subir.
El diablo, sin haber aprendido de su encuentro previo con Jack, y pensando que no tenía nada que perder, estuvo de acuerdo. Saltó sobre los hombros de Jack, se subió al árbol, cogió una manzana, y la tiró al suelo. Jack tomó la manzana y sacó un cuchillo del bolsillo, pero en lugar de cortar la manzana en trozos pequeños, talló una cruz en el tronco del árbol. Atrapado una vez más, el diablo aullaba como un chacal para ser liberado, cosa que Jack estuvo de acuerdo en hacer, pero sólo si el diablo accedió a nunca molestarlo de nuevo. El Diablo de acuerdo y Jack lo liberó.
Un año más tarde, los malos caminos de Jack finalmente lo alcanzaron y murió. Cuando trató de entrar en el Cielo, se le dijo que no podía entrar. Así que intentó entrar en el infierno, pero el diablo, aún dolido por la forma en que Jack lo había humillado en el pasado, se negó a dejar que Jack pase al infierno.
Entonces Jack le pregunto a donde ir, y el diablo le contesto que volviera de donde a venido. "Pero el camino esta oscuro" le dijo Jack. Entonces, el diablo, le lanzo un trozo de carbon ardiendo, que coloco en un nabo hueco.
Asi Jack esta atrapado en el limbo, condenado a deambular por alli toda la eternidad.

Halloween esta al caer!!!

Hola a todos. Como Halloween esta a la vuelta de la esquina he decididido que subire 8 cuentos de miedo. Dos por cada dia antes de Halloween. Asi vario un poco verdad??

martes, 18 de octubre de 2011

Dadme vuestra opnion

Voy a poner una encuesta, decidme si os gusta el aspecto asi, o si preferias el de antes. Pensaba poner la vista panoramica con fondos y tal, pero no me convence como queda, asi que ya sabeis: decidme si os gusta o no el nuevo aspecto del blog!! :)

Aviso!!

Durante esta semana voy a probar nuevos diseños para el bolg, asi que no os asusteis si ha cambiado la apariencia. Quiero probar nuevos estilos para que sea mas facil que leais capitulo a capitulo sin tener que ir hasta el fondo de la pagina o pulsar en  los capitulos.

domingo, 16 de octubre de 2011

Capitulo 6

Cuando termine de ordenarlo todo ya eran mas de las once. Cuando me desperte a la mañana siguiente, baje y vi que habria una reunion en la plaza. ¿Plaza? Yo no habia visto ninguna plaza, a lo mejor es por que aun no habia paseado mucho tiempo. Despues de todo, seguia siendo nueva en "la Tierra de Nadie". La reunion era a eso de las tres, osea que aun faltaba un buen rato. Apenas eran las nueve. Decidi ir a entrenar un poco y luego me lavaria. Fui al campo de entrenamiento y cogi el arco. Cada vez me acercaba mas a la diana. Despues de dos horas entrenando, me dirgi a mi casa. Es bastante raro por que no habia visto a Nevin alli. A lo mejor estaba investigando lo del ladron que no se llevo nada. O a lo mejor estaria por ahi, dando paseos y descubriendo nuevos lugares donde poder escabullirse. Cuando subi, descubri una carta encima de la almohada. Era de Nevin:
Te espero en el lago a la una para comer, tengo que contarte algo.
Me lave toda ilusionada, y me cepille el pelo.  Despues sali de mi cabaña. Eran las doce y cincuenta. Y no me sabia bien el camino. Me perdi bastante, pero por fin llegue al hermoso lago. Era la una y veinte. Buscaba a Nevin con la mirada. No estaba por ninguna parte. Seguro que se habia ido. Decidi mirar en la cabaña, pero cuando me acerque estaba cerrada con llave.
. ¿Nevin, estas ahi?
Nadie respondio. Volvi al lago y alli estaba. ¿De donde habra salido? Vi que llevaba una cesta y sonreia. A lo mejor fue a buscarme, por eso de que estaba llegando tarde y tal y mientas yo habia llegado. o a lo mejor era el el que llegaba tarde. Bueno, la verdad es que me da igual. Fui a buscarle y descubri que habia algo que olia muy bien. Dado que no habia desayunado (no se que podria comer, aqui me he encontrado siempre con la comida hecha en mi cabaña), y ya debian ser y media, me moria de hambre.
Nos sentamos a la sobra, en un arbol cerca del lago, que estaba detras de la cabaña. Tenia pinta de cerezo, pero las flores no eran rosas sino azul clarito. De la cesta saco comida tipica de alli. Osea, la mayoria verduras. La verdad es que estaba bastante bueno, especialmente cuando vi algo que no habia probado en dias. Chocolate. Desde siempre me habia encantado el chocolate. Todo tipo de chocolate. Crei que aqui nadie lo conoceria en este pais, mundo o lo que quiera que sea donde he ido a parar. En cuanto lo saco, me dijo que era muy, muy escaso (seguramente a la cara de atontada que puse) y por lo tanto muy caro. Y yo, como pensaba que era cierto y le preungute que cuanto le habia costado:
- 10 romblis el pedacito.
-Rom.. ¿que?
-Romblis, una moneda casi sin valor.
- Pero...
-Te he tomado el pelo, aqui hay chocolate para aburrir -dijo riendose.
-Te parece gracioso ¿eh? Muy bonito de tu parte engañarme.
-Si es que has puesto una cara mas rara -dijo intentando contener la risa- da igual, a costado bastantante poco, coge lo que quieras.
-Bueno... -despues de todo, me habia traido chocolate. ¡Chocolate! Cosa que normalmente comia a diario, pero que no habia probado desde que llegue aqui. Al final comi el doble que el. Era chocolate oscuro, de ese amargo, y aunque al principio lo senti raro, me gusto bastante. A mi no me gustaba el chocolate amargo, era chocolate pero... tenia algo distinto. Algo indescriptible pero que hizo me comiera practicamente todo el chocolate.
Cuando termine me acorde de la nota. Nevin estaba tumbado apoyado en el arbol.
-¿Que pasa?
- Nada... ¿que tenias que decirme?
-¿A que te refieres?
-En tu nota.... decias que tenias algo que decirme.
-Eh... si... bueno, no era nada importante -dijo con poca conviccion.
-¿Que pasa?
- Nada, de veras, no es nada importante.
Preferi no seguir insistiendo, parecia que se estaba enfadando.
-¿Aun tienes el colgante del primer dia?
Asenti.
-¿Por?
- Creo que eso es lo que buscaba el ladron.
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Asi estuvimos hablando un rato, hasta que falto mediera hora antes de las tres, y decidimos volver para que depaso, me enseñara donde estaba la plaza.
En realidad era muy mona. Era cuadrada y estaba pavimentada (el unico sitio asi del todo el pueblo) con piedra gris claro. Una gran fuente de agua lucia en el centro, donde habia unos niños jugando. En las esquinas habian unas cuantas flores que no supe reconocer, pero muy bonitas, de todos los colores que te puedas imaginar. A mi las que mas me gustaron fueron una de color rosa palido con cuatro o cinco petalos, como los que dibujan los niños pequeños, pero mucho mas detalladas. Tenian un olor dulzon, pero fresco a la vez. Al final de la plaza habia una especie de auditorio al aire libre, y alli es donde habia un monton de gente. Tambien estaban mis amigos. Y Guille al lado de una chica pelirroja, con el pelo liso y ojos verde oscuro. Tenia su tipica sonrisita tonta, de esas que utiliza cuando necesita un favor o... salir con alguien. Bueno, si yo podia aprobechar este mundo no veo por que el no.
Nevin me guio a treves de la multitud, jamas pense que habria tanta gente viviendo alli.
-No solo hay gente de por aqui, hace mucho que nos dividimos en dos pueblos, pero si hay alguna amenaza de este tipo no reuinimos en uno de los dos pueblos.
-Oye, ¿tu me lees el pensamiento o algo parecido?
- No, pero he visto tu cara al ver tanta gente. Supongo que hoy y durante un tiempo se montaran guardias. Mas de las que ya habia claro. Despues de todo, a no ser que sea algun chiquillo, o algun vecino que necesita comer, puede que sea un espia del sacerdote. Y eso es malo. Muy malo.
-Ya, me lo puedo imaginar.
-Por cierto,¿has visto a mi hermana?
-No la veo desde ayer, cuando volvi a casa. ¿Por que, ha pasado algo?
-Es que hoy no la he visto, y normalmente siempre la tengo que ir a despertar yo.
- A lo mejor a ido a entrenar, o simplemente a dar una vuelta.
-No creo... ademas no la veo por aqui, me dijo que vendria.
-Es normal que no la veas, con tanta gente -el asiente, y parece que se relaja un poco. Yo nunca he estado en este tipo de situacion, por que la unica vez que mi hermano desaparecio fue en el centro comercial cuando tenia cuatro años, y lo encontramos en la zona de los juguetes. Pero estoy es mucho mas distinto. Aqui estamos en un bosque, sin contar con que puede haber un ladron suelto acenchando en cualquier parte. No seria difil esconderse por aqui.
Y entonces sube alguien que, segum me dice Nevin, es el "alcalde". La gente esta contando las cosas que aparentemente han desaparecido, a quienes han robado o revuelto la casa... y un momento antes de acabar la reunion, el alcalde pide si alguien mas tiene algo que decir. Alguien se habre paso entre la multitud, es una mujer joven, morena, con el pelo negro y ojos castaño oscuro y parece estar de verdad muy asustada y preocupada.
-Mi hijo de siete años ha desaparecido. Por favor si alguien lo ve avisenme o traiganmelo a casa. Es moreno, tiene ojos y pelo castaño. No lo veo desde esta mañana cuando se fue con sus amigos -dice practicamente gritando.
En eso, unas quince o veinte personas empiezan a denunciar la desaparicion de sus hijos, todos entre los 6 y 10 años. Cuando me giro a Nevin veo que esta completamente palido. Su hermana tambien ha desaparecido.








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domingo, 2 de octubre de 2011

Capitulo 5

Un beso. Es increible las cosas que pueden llegar a cambiar un beso. Sin habernos visto nunca desde el dia anterior, sin conocernos practicamente de nada. Pero aun asi, alli estabamos. Como destinados a encontranos. Yo siempre habia soñado con el amor perfecto, como en las peliculas donde los protagonistas estan predestinados a encontrarse. Con esa escena final, con ese beso. Aunque siempre lo soñe, nunca crei que se fuera ha hacer realidad. Pero ahi estaba. Con ese paisaje de ensueño, con el chico ideal. Pero nuestra aventura aun no habia acabado. Apenas habia empezado. Cuando nos separamos y abrimos los ojos, vi que sonreia. Tenia una sonrisa preciosa. Cuando me fije bien, el sol se acababa de ocultar. Ya habia anochecido. La luna se reflejaba en el lago y en sus ojos. Ayer no me habia fijado, pero la luna aqui era cinco veces mas grande que en nuestro mundo. Definitivamente, ese era el momento mas romantico de mi vida. Entonces, Nevin me cogio de la mano y me dijo:
- Sera mejor que volvamos, se esta haciendo tarde. Ven, te enseñare el camino.
Yo asenti y me deje llevar. Gracias a la brisa de la noche y a nuestros pasos, parecia que las ojas susurraban. Ademas los grillos cantaban y era todo precioso. En eso se escucho aullar a un lobo, le aprete la mano mas fuerte a Nevin y me acerque mas. Los perros grandes siempre me habian dado cosa desde que uno me mordio cuando tenia seis años. Ya no hablemos de lobos.
-Tanquila, no te haran nada -dijo como leyendome el pensamiento- digamos que estan... "amaestrados" ¿vale? Asi que no te preocupes.
Asenti. Andamos durante unos veinte minutos, hasta que llegamos al pueblo. Alli me despedi de el, pero cuando me di la vuelta y me dirigi a mi cabaña me cogio el brazo, me giro y me dio un beso breve. Cuando me solto, subi hasta mi cabaña pensando si debia o no decirselo a mis amigas. Por un lado, eran mis mejores amigas, y confio en ellas y se que les puedo contar cualquier cosa (como cuando en tercero me cole en la sala de profesores para recuperar mi tamagochi), pero por otra parte me gustaria guardarme el secreto para mi...
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-¡¡¿¿Que has hecho que??!! -me grito Miriam
- Yo... yo le he..-respondi bastante cortada. Al final decidi contarselo solo a ella, por que es mi mejor amiga. Lo malo es que cada vez que le cuento algo "alucinante" se pone a chillar.
- Ya te he escuchado... No me lo puedo creer.
- Shh... No chilles tanto ¿quieres? Se va a enterar todo el mundo
-¿Bueno pero al menos me diras como fue? ¿Donde? ¿Cuando? -movi la cabeza en señal de negacion.
-¿Por que no?
-Por que no... puedo. Es un secreto ¿vale? No-se-lo-digas-a-nadie. ¿Entendido?
-Valeee.... ¿ni si quiera a..?
- ¡Que no! O no te vuelvo a contar nada mas.
-Valeee...
 Al volver a mi cabaña, me encontre con todo revuelto. La sillita que tenia estaba tirada, la cama rota, la mesilla tenia todos los cajones abiertos y un monton de cosas tiradas por el suelo. Ahogue un grito y baje corriendo, para pedir ayuda. Fui a la casa de Miriam, pero no estaba... Entonce pense en ir a ver a Guillermo, pero estaria entrenando (ahora que le habia cogido el truco a la espada se pasaba casi todo el dia entrenando), posiblemente los demas tambien estarian entrenando. Ya iba hacia el campo de entrenamiento cuando me cruce a la hermana pequeña de Nevin.
- Oye, Adalila, ¿has visto a mi hermano?
-Si, esta con los demas entrenando ¿por?
-Han entrado en mi cabaña y lo han revuelto todo, creo que estaban buscando algo.
-Ven, hay que avisar a los demas, puede que haya intrusos en el pueblo.
-Vale.
Segui a Adalila hasta la primera cabaña que nos encontramos al llegar al bosque por mi primera vez. Su casa, la casa de Nevin.
-Sube.
Alli arriba, Adalila saco e la mesa una especie de cuerno. Se acerco a la ventana y la hizo sonar tres veces alargando mucho el sonido, uno muy corto y de nuevo 3 veces largas. Cuando termino y bajamos, me fije en que todo el mundo habia bajado y buscaban entre los arboles. Todos salian con lamparitas y algunos con cuchillos, o (glups...) espadas. Adalila me dio unamlampara y un cuchillo para defenderme. Nosotras tambien buscamos.
Cuando estabamos en pleno bosque, algo se movio entre los arbustos y una sombra cruzo de un arbol a otro. Pense que seria cosa mia, por que cuando me acerque no habia nada.
-¡Por aqui!
Entonces no habia sido cosa mia. Todos emprendimos una carrera para alcanzar al supuesto ladron pero al cabo de unos minutos lo perdimos de vista.

¿Que estaria buscando?








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