Historias que te llegaran al alma: septiembre 2012

Seguidores

viernes, 28 de septiembre de 2012

Nueva historia Capitulo 10

¡¡Hola bloggeros!! Bueno, como prometí, seguiría con esta historia al empezar las clases, no me he olvidado tranquis. Por otra parte, este capi esta visto a través de los ojos de Andrés.

Andrés:
Yo volví de vacaciones un poco más tarde que los demás, llegando el miércoles de la primera semana de clase. Cuando regrese y Zoe me recibió mas contenta de lo normal. Luego me contó que aparte de que volviera (obvio, yo también me alegraba de verla) que había hecho las paces con Carlos. El cual, ha decir verdad, me odiaba. Se le notaba por mucho que intentara ocultarlo.
El jueves por la tarde lo pase todo el día a solas con Zoe, porque el viernes había quedado con sus amigas para ir de compras. Pronto empezaría el calor, así que "necesitaban" ropa nueva. Nunca entenderé a las chicas.
El caso es que para no estar aburrido en mi casa, cogí el skate y como todas las tardes me baje al parque.
- ¿Adonde vas? -pregunto mi tía desde el salón, mientras cogía el casco de la entrada.
- Al parque, ha practicar un poco de skate.
- ¿Has hecho los deberes?
- Los haré mañana, hoy es viernes.
- Esta bien, pero vuelve pronto. Hoy salimos a cenar.
- Vale.
- Y si ves a Sandra, que ha ido de compras se lo recuerdas.
- Esta bien.
- Y no te olvides el móvil, que nunca lo llevas encima, y a veces te llamo y no contestas. O te lo dejas aquí y parezco tu secretaria.
- Lo siento.
- Y coge también las llaves.
- Valeee. Hasta luego.
Y salí corriendo por la puerta sin que le diera tiempo decir nada mas.
Ufff, les agradezco a mis tíos que nos a cogieran a Sandra y a mí, de verdad, pero a veces son... demasiado protectores. Supongo que temen que nos pase algo. Eso lo comprendo.
Como me había bajado a eso de las 4 y la cena no tenia que estar en casa hasta las 7 (para ir al restaurante y aparcar y todo ese rollo), tenia 3 horas para relajarme yo solo. La verdad es que quería practicar un giro nuevo, y como aun era pronto, pues no había nadie con quien hablar ni a quien atropellar (Zoe seguía incordiandome con ese tema).
Ya habría pasado una hora, cuando empezó a llegar gente. Al cabo de un rato, decidí darme un descanso, después de caerme tres o cuatro veces.
Antes si quiera de llegar al banco, paso una de mis compañeras de clase. Era Ruth, una de ese grupito de chicas pijas de la  clase. También fue una de las primeras en casi acosarme el primer día de clase, aunque yo no les hiciera mucho caso.
Me vio que me sentaba y se me acerco. Ella es  alta, casi tanto como yo, y es rubia, de ojos marrones. A decir verdad es guapa, pero se pinta demasiado para mi gusto.
- Hola, Andrés -me saludo, tocándose el pelo.
- Hola, Ruth.
- ¿No esta Zoe contigo? Como siempre os veo juntos.
- No, hoy se ha ido de compras.
- Ahh. Oye, ¿a ti te gusta mucho el skate, verdad?
- Sí, ¿porque?
- Es que me gustaría pedirte un favor. Veras, va a ser el cumple de mi novio, y a el le encantan estas cosas. He ahorrado para una tabla nueva para el, pero no tengo ni idea de que tipo comprarle. Así que a lo mejor podrías ayudarme tú.
- Claro, dime que marca suele utilizar.
- ¡Pues no me acuerdo! Hombre, la reconocería si la viera escrita o algo, pero ahora, así como así, pues no. ¿Podrias acompañarme a la tienda de deportes? Esta en el centro comercial, así que a lo mejor te cruzas con Zoe.
Me lo pensé. No me apetecía nada ir con ella, además quería practicar. Pero también me apetecía ver a Zoe antes de ir a cenar.
- Vale.
- ¡Genial! Vamos.
Llegamos allí en cuestión de minutos, aunque se me hizo eterno. Ella iba contándome su vida en general y todos los cotilleos que rondaban por el insti, pero siempre me han aburrido ese tipo de cosas, así que desconecte. Ella a veces se paraba y yo asentía, y se quedaba contenta y seguía hablando.
Entramos a la tienda, que era bastante pequeña. En realidad no era de deportes, si no especializada en skate. Veía tablas geniales por todas partes, y pensaba que podría haber cogido el dinero.
En un momento dado entro en la tienda entro Fernando a la tienda, de mi clase. Con el me llevaba bien, además que por las tardes tambien nos veíamos en el parque con los skates.
Pero ya se iba, porque estaba pagando un casco, así que me saludo con la mano y se fue.
En cuanto se fue, vi que Ruth miraba a todas partes. Parecía que se le fuera a salir la cabeza de tanto mover el cuello.
- ¿Estas bien?
- Aja.
- ¿Que haces?
- Ehh, nada, solo buscar la marca.
- Mmm, mira, esta marca es buena. ¿Es esta?
- No.
- ¿Y esta?
- Tampoco.
- Entonces ¿cual? - mire la hora. Jo, que rápido había pasado el tiempo, ya iban a ser las seis y media- Oye yo debería irme. Tengo que...
Entonces hizo lo que menos me esperaba. Me beso.
Sí, así como así, ni si quiera me dio tiempo a reaccionar. Pero algo la hizo apartarse.
Un grito contenido. Me di la vuelta y me gire a la puerta. Entonces la vi. Mierda.
- Zoe, oye escucha...
Pero ni si quiera dijo nada. Solo se giro y se fue.

domingo, 23 de septiembre de 2012

Capitulo 25

No había sido tan difícil volver, todo el trabajo lo hicieron los demás viajeros. Y como se pusieron mama y papa... Estaban tan preocupados que querían venir con nosotros, pero no había suficiente poder. Todos habían formado un gran circulo en el jardín, y antes de cruzar, un resplandor había inundado toda la casa, si no el vecindario. Me pregunte como explicarían eso mis padres a los vecinos.

Abrí los ojos algo aturdida por el viaje. Nevin estaba a mi lado, sentándose poco a poco. Supongo que estaría igual de aturdido que yo. Este no había sido como los demás viajes que habíamos hecho. Yo por mi parte, miraba a todas partes. No me lo podía creer. ¡Había funcionado! A mi derecha estaba nuestro lago, y   un poco mas allá, el árbol donde me trepe para ver a Bruno, y el sitio donde Nevin y yo hicimos el picnic. Parecía que no había cambiado nada desde que me fui. Bueno, seguramente nadie más sabría de la existencia de ese lago, y para este mundo solo habían pasado dos días... Todo me resultaba tan extraño y tan familiar a la vez.
Cuando mire a Nevin de nuevo, el ya estaba en pie. Me ayudo a levantarme y cogió la bolsa con la comida y la ropa que habían preparado mis padres y que había aterrizado a dos metros de nosotros.
Luego pusimos en marcha el plan. Como el no podía acercarse al pueblo, temía que le cogieran de nuevo (se había negado a contarme lo que paso allí abajo, pero no había que ser un genio para imaginarlo) iría yo a avisar a Miriam y a mi hermano. Aunque no estaba tan segura. Quiero decir... es mi hermano y le quiero, y le he echado de menos pero... la ultima vez odiaba a Nevin, y se negaba a creerme. Miriam en cambio sabia quien era Nevin y cuando se lo conté incluso se puso de su parte. Por eso iría primero a ver a mi mejor amiga.
Me dirigí sigilosamente hasta su cabaña, pero cuando llegue no había nadie. Todo estaba extrañamente tranquilo, así que volví sobre mis pasos. De paso le eche un vistazo a la mía. Había pasado tan poco y a la vez tanto tiempo desde que la vi por primera vez...
Decidí que buscaría más tarde a mi hermano. Primero le diría a Nevin que no había encontrado a mi Miriam, cosa que sabíamos que era bastante probable. Seguramente estaría entrenando con los demás, así que en tal caso, acordamos esperar al anochecer.
Pero cuando llegue, Nevin no era el único esperándome. Me acerque, hasta quedar a dos pasos de Guille, que estaba de espaldas, gritandole no se que a Nevin, hasta que el dejo de prestarle atención y me miro. Entonces Guille también se giro, y me vio también.
Abrió mucho los ojos, como si no se pudiera creer que estuviera aquí. Luego me abrazo, lo que me dejo muy sorprendida. No me abrazaba así desde que eramos pequeño. De todas formas le devolví el abrazo. Aunque no lo dirigera ni lo pareciera, estar lejos de el había sido duro. Incluso con la compañía que me daba Nevin, le había echado de menos.

__________________________________________________________

Una hora después de encontrarnos, le había contado todo lo que había averiguado a Guille. El, aunque seguramente no lo reconocera nunca, había soltado unas lagrimillas antes de separarse de mi. Aunque solo habían sido dos días para el, me contó que estaban todos muy preocupados.
Nevin se fue a investigar un poco para dejarnos intimidad.
Primero me contó que gracias a su sentido de la orientación (del que yo curiosamente carecía), y la luz roja que había visto desde su ventana había encontrado a Nevin. Como no me veía, y Nevin no quería decirle donde estaba, el se puso furioso y empezó a chillarle, y yo llegue justo antes de que le soltara un puñetazo. Luego yo le conté lo de Nevin, y por raro que pareciera, no parecía sorprendido. Y por primera vez, no me interrumpió, solo me escuchaba atentamente. Cuando llegue a lo mi rescate puso cara de culpabilidad. Seguramente hasta hace poco no se creía que Nevin me hubiera a rescatado. También le conté lo que había averiguado gracias a Sally y Mario, y quienes eran nuestros padres en realidad, como volvimos...Cuando acabe de contarle todo me dijo que me creía completamente.
- Oye, no te enfades, pero tengo que contarte algo sobre Miriam -me miraba con preocupación, como temiendo mi reacción.
- ¿Que ha pasado?
- Bueno... veras...
Y me relato lo que había pasado los dos días en los que había estado fuera. La discusión con Adalila, como las espiaron (lo que me molesto un poco bastante) y luego su huida. Espera, espera, ¡¿Huida?!
- ¿Y no hicisteis nada por detenerlas?
- ¡Si no sabíamos que harían esa locura! Yo lo e descubierto hoy por la mañana, cuando me encontré la nota.
- ¿Y cuando crees que te la dejo?
- No se, puede haber sido ayer, porque cuando volví me metí directamente a la cama, o aprovechar que dormía porque estaba muy cansado y seguramente no me enteraría.
- Pero entonces, ¡hay que ir a buscarla ya!
- Lo se, lo se. Por eso Maya y los demás han ido a buscarla. Yo me quede a esperarte.
- Pero se ha ido por mi culpa, tenemos que alcanzarlos.
- Como quieras. Probablemente seas la única persona capaz de convencerla.
- Y hay que avisar a Nevin.
- ¿Por?
Puse los ojos en blanco. ¡Por favor!
- ¡Por que Adalila esta con ella!
- ¡Anda, es verdad!
- ¿Te habías olvidado de ella?
- Un poco, como todos hablan de Miriam.
- Pues seguro que el se cabrea mucho cuando se lo digamos.
Esperamos un poco mas a Nevin, y se lo contamos todo. Me sorprendió su reacción, ya que no se enfado ni nada cuando se lo contamos. Solo puso esa cara de preocupación que yo conocía.
- Entonces habrá que cambiar los planes que teníamos hechos. Tenemos que buscar a mi hermanita y a vuestra amiga ¿no?
Los dos asentimos. Y nos pusimos en marcha inmediatamente.
- ¿Que planes teníais? -me soltó luego Guille , a eso del atardecer.
- Pensábamos alertaros a vosotros y luego intentar entrar al castillo a rescatar a los niños.
- Ahh. ¿Solo eso?
- Eso básicamente. Es mas complejo de lo que crees.
- Oye, cambiando de tema.
- ¿Sí?
- A que se referían Sally y Mario con que yo había heredado lo de las pociones.
- No se, pero yo he heredado lo de los hechizos. A lo mejor te conviertes en un mago como esas brujas de halloween, con un sombrero de pico, una gran olla, un gato negro y con tarros de ojos de sapo y escamas de dragón -obviamente, se lo dije de broma, aunque se estremeció.
- Ja-ja, muy graciosa.
- Si, si. Te saldrán verrugas en la nariz y todo.
- ¿No lo dirás en serio, verdad? Que asco.
- Pues claro que no. Mira a mamá. ¿Tu acaso la ves con verrugas? Y en el caso de que te salieran, ¿no crees que podrías hacer una poción para estar mas guapo?
En ese momento los dos soltamos una gran carcajada.
- Eh, chicos, se que os echabais de menos y tal, ¿pero podríais hacer menos ruido? A esta hora todavía hay algún cazador y si nos pillan, sería muuuy malo.
- Perdona Nevin, es que este cabeza de chorlito piensa que de verdad le saldrán verrugas y vivirá con un gato negro a modo de única compañía.
- Sí yo acabo así, tu seras una vieja solterona que tendrá que utilizar una varita mágica para quedar con un chico.
- Perdona pero actualmente tengo a uno.
- Y yo a una, por si no te lo había dicho.
Esta vez hasta Nevin soltó una risita.
Pero un ruido de pasos estropeo nuestra diversión.
- Estaos quietos -nos advirtió Nevin. Nos escondimos entre unas ramas bajas.
Se escuchaban pisadas, bastantes y además eran demasiado ruidosos para ser un grupo de cazadores. Y entonces reconocí una voz:
- ¿Seguro que no nos hemos perdido? No quiero volver a andar en círculos.

viernes, 21 de septiembre de 2012

Capitulo 24 parte 2

Ok, siento el retraso, otra vez, pero esto de las clases.... Digamos que ocupa bastante de mi tiempo, así que espero que este capi os guste :D
Guillermo:
Cuando llego a su casa agotado. Por fin sabían casi con toda seguridad a donde fueron ella y Nevin, pero aun no encontraban a Adlila y a Miriam, y eso si que era preocupante. Al final, siendo ya casi la medianoche, cada uno se fue a descansar. Excepto Juan, por que al pobre le tocaba guardia. Guillermo estaba tan cansado, que no se percato en el trozo de papel que había en su mesita. Cuando por fin se levanto al día siguiente, se vistió y se preparó y fue a coger su espada, apoyada en la mesa, se dio cuenta al fin.
Una nota escrita con la caligrafía de Miriam. La reconocía muy bien, cuando iban al colegio solía cotillear el estuche de Susana y solía encontar notas de ellas dos. De repente sintió una profunda añoranza a su antigua casa, pero se le olvido al leer la nota.
"Guille, siento lo que paso esta mañana. De verdad estoy preocupada por Susana, aunque pienses lo contrario. Por eso Adalila y yo hemos decidido ir a la playa, donde ella cree que esta su hermano. Supongo que cuando os entereis ya estaremos bastante lejos para que nos alcancéis, pero de todas formas alguien debe quedarse por si vuelven.
En serio. Quedaos. 
Miriam"
- Maldita sea -murmuro. Cogió el papel y salio disparado para avisar a los demás.
"Solo nos faltaba esto" pensaba mientras corría en dirección a la cabaña de Maya "primero mi hermana y su novio, luego Miriam y Adalila. Ahora quien, ¿Veronica y Juan?"
Llego a la cabaña pero no había nadie. "Es verdad." se acordó entonces "esta de guardia".
Tuvo que bajar corriendo, y casi se cae con las prisas. Al final llego a casa de Hector, y el si que estaba despierto. Es mas se estaba preparando para ir a buscarle e ir a practicar.
- ¿Se puede saber que te pasa? -le dijo sorprendido- Estas chorreando. Parece que acabar de correr una maratón.
- Es urgente -jadeo él- Mira.
Le tendió el papel. Lo leía mientras Guille jadeaba. Aun así pudo comprobar como, a medida que iba leyendo, sus ojos se abrían mas y mas.
- ¿Has avisado a alguien mas? -pregunto Hector, aun sin poderse creer lo que leía.
- Que va, -Guille ya se había recuperado- intente avisar a Maya pero esta de guardia.
- Pues hay que avisar rápido a los demás. Yo se por donde esta de guardia Maya. Tu ve a avisara Vero y a Juan.
- Vale. - "Otra carrerita" pensó- ¿Donde nos reunimos?
- En tu cabaña, ¿no?
- Vale. Vamos.
Y volvió a correr. "Con esto ya serán por lo menos dos kilos que he bajado hoy" pensó " y no es ni medio día."
Cuando se reunieron todos en su cabaña, no podían parar de hablar. Eran demasiadas cosas en un día, incluso para Maya, que estaba acostumbrada a vivir cosas así.
"Están locas. Mis dos mejores amigas están locas" Decía Verónica sin parar.
" Sinceramente, Guille no te ofendas, podría esperarme algo así de Susi, ¿pero de Miriam? Si ella es siempre la mas tranquila de todas" opinaba Hector.
 "Ja, nada que ver. Tu no las conoces como yo. Puede que Miriam pareciera tranquila, pero te aseguro que era la que peor estaba de las tres" contestaba Juan.
"Pues si están las dos tan locas para hacer cosas así, yo creo no sobrevivirian mucho, por lo menos Miriam, porque dudo mucho que sepa defenderse de animales salvajes." Aprovechaba Maya para hablar en los breves instantes antes de que comenzaran todos a discutir.
Solo Guille estaba callado. "Si fuéramos a por ellas, no sabría si Susana volviera. Dicen que tardara semanas, en el caso de que vuelva, pero no se... Ella no nos dejaría así. Sobretodo si estamos aquí. Las pocas veces que se pone mala, quería que fueran sus amigas a verla, no me puedo imaginar que este sin ellas casi no dos días. Y además estoy yo... Bueno, seguramente yo no cuente mucho. Después de todo no paraba de hacerle tonterías que la cabreaban, pero a sus amigas no las dejaría de lado. Ella volverá, estoy seguro.Tiene que volver, la echo de menos..."
Por primera vez en toda su vida, Guille echaba de menos a su melliza. Por mucho que se pelaran, molestaran, enfadaran y discutieran, habían estado juntos. Desde la cuna, cuando dormían al lado. La guardería, cuando les ponían en la misma clase y se peleaban por los mismos juguetes, hasta que hacían las paces y compartían.. Cuando pillaron la misma semana la varicela, a los cuatro años, y estuvieron casi una semana en la cama. A los seis, cuando se mudaron de ciudad e hicieron nuevos amigos. A los 8, cuando se perdieron juntos en un nuevo centro comercial y tuvieron que buscar juntos a sus padres. O las los 12, cuando se quedaron solos en casa por primera vez, e inundaron el salón (no preguntéis), y estuvieron castigados juntos un mes entero. Y como esas, muchas historias mas que compratieron juntos. Todo le parecía tan lejano ahora...
No, el no quería ir a buscara a Miriam. o es que no le importara, pero el quería esperar a su hermana, descubrir la forma de volver a verla. Aunque tuviera que esperar años, tenia que encontrarla.
- ¿En que piensas, Guille? -pregunto Maya, sacándole de sus pensamientos y devolviéndolo a la realidad.
-  Debería quedarme a esperar a mi hermana.
En cuanto lo dijo, todos se giraron a el. Aunque nadie había dicho nada, todos querían ir a buscar a Miriam. Sabían donde estaba, mas o menos, en cambio de Susana no se sabia nada.
- Deberíamos ir todos, ¿no? Seria mas seguro, y seguro que así lograríamos convencerla de que volviera.
- Tu no la conoces, Maya. Es muy testadura. Y aun así, creo que debería quedarme. Quiero estar aquí si vuelve mi hermana.
- Entonces deberíamos quedarnos todos -sugirió Juan.
- Ni hablar. Miriam no sabe casi nada del bosque, y Adalila es muy pequeña para cuidar de las dos, por muy buena cazadora que sea. Deberíais ir ya a por ellas, y no discutir como ahora, estamos perdiendo tiempo. Si Susana vuelve mientras no estáis, os alcanzaremos, de verdad. Pero mientras debéis avanzar.
- Pero entonces...
-No Maya, no me acompañes. Se que quieres quedarte conmigo, pero tu sabes como llegar a la costa. Si ellos van solos se perderán.
-¿Y como sabrás por donde ir?
- Dejadme pistas. Ramas partidas, piedras, ¿no hacen eso en las pelis? -al ver la cara de desconcierto de Maya, aclaro- películas. Son... como explicarlo, como imagenes que se pasan muy rápido y que crean movimiento. Bueno, eso fue al principio, ahora se utilizan ordenadores. Bueno da igual, el caso es que me dejéis pistas para saber por donde ir.
- Esta bien. Me llevare un cuchillo y marcare flechas en los arboles. ¿De veras podrás quedarte solo?
- Claro que si. He entrenado bastante, y se defenderme solo. Pero debéis iros ya.
- Vale -dijo Maya sin convicción. Los demás asintieron, preocupados por su amigo. Pero el ya había decidido, así que todos respetaron su decisión.

Al cabo de una hora, ya lo tenían todo preparado, y les acompaño hasta el final del pueblo, donde Maya dijo que quería enseñar a los chicos a orientarse en el bosque y que tardaian bastante. Cuando los guaridas preguntaron porque el chico se quedaba ella respondió porque no se encontraba bien. Después de todo su hermana había sido capturada y dada a la fuga (cosa que ninguno de los chicos se creía ya) y ellos asintieron. Guille volvió a su cabaña, cuando vio un resplandor rojo cerca del bosque.
"Sera mi imanación" Pensó "me quedare aquí a descansar y mañana iré a ver que es".
Pero a lo mejor porque el estaba desesperado, o era muy curioso, o simplemente porque se aburrió pronto, fue a investigar que había sido eso.

jueves, 13 de septiembre de 2012

Capitulo Extra

¡Buenas bloggeros! Aqui esta la sorpresa de la que os hable. Este es un capitulo extra de la historia, super largo, contando la historia de Sally y Mario, los tios de Susana. ¡Espero que os guste!
La traición había comenzado. El sacerdote se había hecho con el poder, como algunos mágicos ya sospechabamos, y ahora enviaba  a sus armaduras negras a por todo el que intentara escapar. También envió a algunas a por los mágicos blancos. A por mi familia.
En aquel entonces, en casa vivíamos toda la familia. Mis abuelos, mis padres, mi hermano y yo. Bueno, mi abuelito paterno estuvo entre los consejeros del Rey. Esa noche trabajaba en palacio. Mi padre sabia que lo mas probable es que no hubiera sobrevivido.
Por eso, en cuanto escuchamos el jaleo, todos empezamos a recoger las cosas mas necesarias. Comida, algo de ropa, pañales para Nicolás, que solo tenia un año... Después, antes de salir, mis padres no dieron a beber una de sus pociones, para que las armas no nos dañaran, y otra para correr mas rápido.
Mis dos padres eran mágicos, lo cual es muy normal, ya que al ir a clases juntos, al practicar la magia juntos, pues acabas conociendo a tus compañeros mejor que nadie. Aun así solo los primogénitos podían heredar los poderes. Bueno, a no ser que sean mellizos o gemelos como mis amigos Paula y Benjamin, que ambos tenias poderes. “Es una pena” solía decir mi madre “que solo los primogénitos hereden la magia”. Y entonces mi abuela replicaba: “Ya sabes que lo de mágicos no primogénitos es un don muy raro. No pensarías que te había tocado a ti ¿no?” Entonces yo miraba a Nicolás, que era igualito que yo, solo que el era niño. Tenia unos grandes ojos esmeralda, la piel muy blanca y el pelo oscuro y ondulado.  A mi también me apenaba que no tuviera poderes, aunque nosotros seamos de pociones. Nos habríamos divertido tanto…
Aun así, le matarían. Lo sabia, a pesar de que solo tenia 11 años. No dejarían nada al azar.
Cuando nos disponíamos a salir, mis abuelos maternos se quedaron el la puerta de casa .
-Venga, mama, papa, hay que darse prisa –les apresuro mi madre.
-  Nosotros nos quedamos. Vosotros tenéis que daros prisa –dijo mi abuelo.
-  ¿Qué? Ni hablar. Vamos, tenemos que salir de aquí todos juntos.
 -  Hija, escucha –esta vez fue mi abuela quien hablo-  Sabes que nos alcanzaran. Nosotros podemos retenerlos hasta que lleguéis a casa de Angélica. Pero debéis correr. Piensa en tus hijos.
Y antes de que mama respondiera, o tirara de ellos, llegaron dos armaduras negras a atacarnos. Gracias a la poción que nos tomamos, no nos alcanzaron. Pero aun así había que correr.
Papa, que sabia que mis abuelos no cambiarían de opinión cogió a mama y la arrastro para que corriera. Mientras, mi otra abuelita, que llevaba a Nicolás me cogió a mi y corrimos hacia callejones mas oscuros.
Angélica era una chica de unos 20 años a la que su familia la obligo a casarse con uno de los comandantes del sacerdote. Obviamente ellos no lo sabían, pero como venia de buena familia y ellos eran pobres pues la casaron. Cuando ella se entero, odio a su marido, que ya de antes detestaba. Entonces empezó a ayudar a mágicos blancos sin que el se enterara. Incluso nos aviso de lo que planeaba para el día de hoy, la traición, y por eso pudimos escapar a tiempo.
Llegamos a su puerta trasera jadeando. Angélica nos abrió y nos guió hasta el sótano. Hoy, su marido, obviamente trabajaba así que no sospecharía.
Nos quedamos allí unos días, hasta que Angélica nos dijo que ya era seguro salir. A escondidas de su marido, nos cambio de nombre, de casa y por si acaso, nos teñimos el pelo. Íbamos a empezar una nueva vida. Ahora los tributos eran altísimos, y cada día pasábamos mas hambre, pero sabia que había gente que estaba peor que nosotros, así que no me quejaba.
Después de un año, llegaran a la casa de al lado una familia nueva. Lo mejor es que a esa familia la conocíamos. Era la familia de mi mejor amigo Mario, otro mágico como yo. Bueno, el era mas de hechizos pero aun así nos llevábamos genial. El tenia el pelo castaño (aunque también se lo había teñido), y unos ojos azules tan bonitos como el mar. Era un poco mas alto que yo, porque era uno o dos mayor que yo pero no me importaba. Lo mejor es que Nicolás dejaría de estar aburrido, porque el también tenia una hermanita, llamada Elisabeth, de la edad de Nicolás, que era clavadita a el.
Ahora, nos estábamos recuperando poco a poco. El me contaba que se le hacia raro verme con el pelo castaño y yo le decía que se me  hacia raro verle a el rubito. También nos contamos como sobrevivimos el día de la Traición, y descubrí que sus 4 abuelos habían muerto ese día, que como los mios, se sacrificaron por su familia.
Como no podíamos practicar magia porque estaba el riesgo de que nos encontraran, hablábamos. Yo empezaba a recuperarme y a acostumbrarme a vivir así. Después de todo, no se estaba tan mal.
Y pasaron así meses de paz. Mario y yo cada día nos acercábamos mas, hasta que nos enamoramos, y empezamos a salir juntos. Bueno, sinceramente lo hacíamos a escondidas. Nuestros padres se llevaban bien y tal, pero decían que era peligroso que estuvieran las dos familias tan cerca, porque eramos como una bomba mágica que llamaba la atención, así que no podíamos pasar todo el tiempo que queríamos juntos. Cuando teníamos 14 años y pensamos que podríamos llevar una vida normal, todo se torció.
El marido de Angélica la descubrió ayudando a un grupo que pensaba escaparse. Entre ellos estaban Paula y Benjamín a los que no veía desde antes de la Traición. Ellos intentaron escapar pero murieron la mitad, así que nunca supe si sobrevivieron o no. Y a Angélica... bueno, a ella la ahorcaron el la plaza del pueblo.
Entonces comenzaron a investigar todavía mas. ¡Volviamos a estar en peligro! Cogimos absolutamente todo, porque esta vez ya sabíamos que iban a tardar mas, el sacerdote no tenia tanta prisa, sabia que no podríamos huir por la muralla, y el rió era demasiado arriesgado. Solo nos ocultaríamos dentro del reino.
Pero esta vez no estaba sola. Mario y su familia también estarían con nosotros.
Nuestras familias pensaron que lo ultimo que se esperaba el sacerdote era que nos escondiéramos en el centro de la ciudad, fuimos allí. Tenían razón. Allí solo había algunos, los justos para intimidar a la población.
Nos escondíamos donde podíamos. A veces, los cuatro hermanos nos poníamos un poco perdidos de barro, la ropa mas vieja y desgastada que tuvieramos y salíamos a pedir comida. Otras, cuando no nos daban nada, y no nos quedaba otra opción, los pequeños se quedaban con mi abuela, y nosotros los mayores robábamos manzanas o cualquier otra cosa. Nuestros padres nos vigilaban de cerca, obviamente, pero ellos no querían salir por miedo a que les reconociera alguien.
Un día, cuando Mario y yo habíamos robado un buen saco lleno de carne, nos pillo una de las armaduras. Estas eran negras, movidas por la magia del sacerdote, median mas de dos metros. Yo choque contra ella, Mario se detuvo a tiempo, pero de la impresión soltó el saco. La armadura nos pillo a los dos, que por mucho que gritáramos, pataleáramos o hiciéramos un escandalo, no nos soltaba. Yo estaba a punto de llorar, porque aunque sabia que si nos metían entre rejas el sacerdote detectaría nuestra presencia, y entonces si que estaríamos perdidos.
Pero nuestros padres salieron. Uno de los padres de Mario lanzo un hechizo para desarmarla pero esta volvió a formarse casi automáticamente. Por lo menos, eso nos dio tiempo para caer, y correr al lado de nuestros padres y ayudarles a defenderse.
La gente pronto comprendio quienes eramos, o mas exactamente, que eramos, y se alejo de allí, mientras otras 4 armaduras llegaban. Mi madre Nos dio unas pociones a Mario y a mí. Sabían que las armaduras eran demasiado poderosas para destruirlas, en los meses el poder del sacerdote se había expandido demasiado. Por eso nos salvaron a nosotros. Como ya no había que esconder nuestra magia, mi madre nos alejo como pudo de allí, y nos hizo tragarnos las bebidas. Al cabo de unos segundos sentí que me mareaba, y luego cuando me caí porque ya no podía sostenerme, estaba en el callejón donde nos ocultábamos.
Mi abuela se sorprendió al vernos, pero nuestros hermanos estaban dormidos. Le contamos lo mas rápido que pudimos todo a mi abuela, que aunque su rostro permanecia impasible, sus ojos delataban la gran tristeza que sentía. Yo estaba tan nerviosa, asustada y triste comprendiendo lo que significaba que nuestros padres no se bebieran las pociones, que fue casi como estar en trance. Ni si quiera llore. Solo me quede ahí plantada mientras mi abuela despertaba a Nicolás y Elisabeth.
A penas recuerdo lo que paso después. Nos alejamos de allí corriendo, porque no podíamos utilizar magia. Solo se que para cuando me recupere mas o menos, estábamos en una casucha, en medio de unos campos de cultivo.
Pero mi abuela sabia que nos descubrirían. Sabían que vendrían a por nosotros tarde o temprano, ahora que el sacerdote sabia como era nuestra magia, nos encontaría rápidamente. Por eso, unos días antes de que vinieran a por nosotros, Mario sugirió que ya que Nicolás y Elisabeth no tenían magia, los dejáramos en alguna casa de esas que montaban las pocas buenas personas que quedaban, para niños huerfanos, y entre todos, intentaban salir adelante. Así lo hicimos. Ellos no lo sabían. Solo les dijimos que tendríamos que separarnos pero que volveríamos a por ellos. Pero no volveríamos, nunca.
A pesar de que los tres sabíamos lo que nos aguardaba, nos quedamos en la casucha. Y salí del todo de mi estado de trance la noche antes de que llegaran a por nosotros. Me desperté por las pesadillas que no habían dejado de acosarme desde el día del robo, y sin querer desperté a Mario, que dormía a mi lado.
Entonces me desahogue. Llore por todas las personas a las que había perdido. Primero casi todos mis abuelos, después a mis padres, y después había abandonado a mi hermanito. Y ahora, a pesar de todos los sacrificios, íbamos a morir, y no habríamos conseguido nada de nada para ayudar al reino. Mario me consoló toda la noche, hasta que llego el alba. Entonces volvieron las armaduras.
Mi abuela, que seguía intentando protegernos, nos escondió en un sótano cuya puerta estaba escondida bajo unas tablillas. El techo era bajo, y teníamos que estar sentados. Aun así, si alzaba un poquito la cabeza y levanta un poco las tablillas podía ver lo que ocurría. Pero cuando llegaron las armaduras estas no estaban solas. El sacerdote venia expresamente a matar a los últimos mágicos blancos del reino. Mi abuela, obviamente, no se rindió sin luchar, y hacían muchísimo ruido. Ahora Mario también miraba. Cuando consiguieron detener a mi abuela, que seguía intentando liberarse, vi como el sacerdote movía los labios y...
- No mires -me dijo Mario.
Entonces se hizo el silencio total. Yo ahogue un sollozo, y Mario me abrazo. Supongo que hicimos algún ruido, o simplemente por el hecho de tener magia nos detectaron. Aunque estaba destrozada por dentro, cuando nos sacaron de allí, no se de donde saque fuerzas, pero me mantuve totalmente erguida, orgullosa, sabiendo que no iba a dejar que ese gilipollas que había arruinado mi vida y la de todo el reino me viera en semejante estado. Eso solo serviría para reforzar su ego. Pero en vez de matarnos al instante, nos durmió. Yo en sueños, pensé que ya había muerto, pero no estaban ninguno de mis familiares.
Cuando desperté, estaba en una celda, encadenada por los pies y Mario igual, pero aun dormido. Pero no estábamos muertos ni nada. Solo encerrados. Cuando se despertó, Mario tampoco podía creerlo. Suponíamos que nos había dejado vivos para que le dijéramos donde estaban nuestros hermanos, pero los dos coincidimos que ni por tortura nos sacaría esa información.
Finalmente, después de un par de semanas, el sacerdote se digno a visitarnos. Para entonces era seguro que nos reconocería, ya que el tinte del pelo se había ido, y además habíamos intentado convencer a los guardias para que nos dejase a marchar a cambio de algo que solo podía conseguir se con magia. Primero, nos pregunto por Nicolás y Elisabeth. Le dijimos que no sabíamos donde estaba, que aquel día huimos por caminos separados. No pareció importarle."Después de todo solo son niños sin magia ¿no?" y sentí que a mi lado, Mario se estremeció levemente. Luego nos pregunto por los rubíes y los zafiros de nuestras familias. Yo sabia que los utilizábamos. Y También sabia que nuestro rubí estaba escondido en una especie de celda mágica, donde solo entraban los que conocían el hechizo que invocaba la puerta. Supuse que con el zafiro de Mario pasaría lo mismo. Pero ambos volvimos a responder que no sabíamos nada. "Después de todo, nuestros padres aun nos protegieron de esa información" dije imitando su voz, como rentándole. Se puso todo rojo, como un niño cuando no consigue lo que quiere. Después nos dijo que nos daba una semana para pensarlo, después nos quemaría en la hoguera.
Después de que se fuera, Mario comprobó si había hechizos que nos vigilaran. Al parecer el sacerdote se había vuelto descuidado, solo había uno que nos impedía salir de allí. No era un problema. Para entrar solo necesitaríamos concentrarnos. Si que sabíamos las contraseñas, eso nos lo enseñaron con nueve años.
Aunque nunca había entrado, me acorde perfectamente. Entre en aquella salita que no correspondía a espacio alguno y lo vi. Un precioso collar, que en su extremo sostenía en una bola de cristal el rubí que había pertenecido a mi familia desde hace generaciones. Me acerque. Era tan bonito. Y hasta sentía que un aura poderosa la envolvía. Tenia tantas ganas de cogerlo, de llevármelo a un sitio seguro. Pero no. Si no, me pillarían. Además Mario estaba haciendo guardia. Volví.
Cuando llegue, Mario empezó a concentrarse para abrir la portezuela. El también tardo un poco mas de lo normal. Cuando salio llevaba algo en la mano. Un papel amarillento y algo arrugado. Se notaba que era antiguo.
El se fijo en que le miraba la mano, y se dio cuenta de que lo tenia. Volvió y lo dejo. Me dijo que no era importante. Aun así, después de que nos trajeran algo de agua, me dijo que descansara. Que tenia que dormir. Le hice caso. Estaba tan cansada...
Poco después me desperté, y comprobé alarmada que Mario no estaba. Me levante de golpe y observé que había estaba al otro lado de la celda. Estaba dormido, y por un momento pensé que estaría inconsciente o incluso algo peor, así que me acerque corriendo. Cuando llegue vi que respiraba. Pero en su pecho descansaba el mismo papel que había visto en su mano horas antes. Lo cogí, decía lo siguiente:
"Supongo que para cuando encontréis este mensaje ya sera tarde. Después de todo las joyas no deben utilizarse salvo para magia muy fuerte, y solo en casos extremadamente necesarios. En fin. Si aun estáis a tiempo, ¡refuigiaos! Salid del reino. Alguien derrotará al Rey, y después tendrá a todo el pueblo sometido. Sera una época horrible. Si aun así no leéis esto a tiempo debo informaros de que existe otra forma de escapar. Como seguramente sabréis hay otros mundos. Lo que no muchos saben es que se pueden viajar entre ellos. Con una cantidad casi mínima de magia, en la sala correcta, se puede ir a otros lugares. Por favor, hacedme caso, huid. Para que nuestra familia este a salvo huid. Puede que penséis que es una broma, pero no. Nadie se atrevería a bromear así, menos yo que soy una antepasado tuyo, seas quien seas. Por que si estas leyendo esto, es que eres de mi familia, de mis descendientes. Hazme caso, huye. Solo tienes que utilizar el zafiro, el te guiara. Para llegar a la sala  en realidad solo debes..." A partir de ahí, la hoja estaba rota. Era extraño, creía haberla visto entera cuando la trajo Mario. La deje en su bolsillo y le desperté, aunque me costo bastante. ¿Es que acaso había estado inconsciente? Aunque dentro de mi empezaba a albergar esperanzas de poder salir de allí. Aun así, decidí no comentarle nada a Mario por ahora. Si el no quería que la leyera, seria por algo.
Cuando se levanto por fin, no se percato del papel. Luego, empezamos a discutir sobre que debíamos hacer. Por que algo debíamos hacer. Después de todo, no podíamos esperar pacientemente a que nos mataran.
-Podríamos entrar a las salitas estas. Después, podríamos coger un cuchillo o algo y matar a ese asqueroso... -dije después de unas cuantas ideas. El las había rechazado todas y yo estaba frustada y empezando a perder la paciencia.
- No, no funcionaria -El mientras tanto, había abierto la puerta a la sala del Zafiro, para que yo también entrara. Lo habría hecho antes, pero yo no dejaba de dar alternativas, y el paraba para explicarme porque no podía ser. Por eso, primero entre primero en la mi sala, y cogí mi Rubí, ya que el pensaba que seria mejor estar en la suya, y guardar allí las dos joyas.
Entonces, entramos. Definitivamente había perdido la paciencia con ese ultimo rechazo, así por primera vez en mi vida le chille:
-¡Sabes que es lo correcto!
- Nunca he dicho lo contrario. Pero ya sabes que es muy difícil. Además, estamos supuestamente atrapados, por si no lo has notado. Si hemos podido abrir esta puerta ha sido gracias a esto- dijo, señalando su zafiro- pero si salimos mientras nos vigilan, el sacerdote hará que nos maten inmediatamente, en vez de darnos la semana que nos ha dado.
-Pero es que tenemos que hacer algo, lo que sea... -y antes si quiera de poder terminar la frase, me asaltaron recuerdos de toda mi familia y se me quebró la voz.
-Lo intentaremos, -dijo con total calma, mas hablando para el que para mi. Supuse entonces que esta intentando ocultarme lo del papel.-  de verdad, pero antes hay que agotar todas las alternativas. Siempre podemos...
Aja, ahí si que lo pille. Aun así, lo presione.
-Siempre podemos ¿que? Como tu has dicho, estamos atrapados. Nuestra única salida es huir.
-¿Huir? ¿Adonde si puede saberse? Muchos lo han intentado. Hace poco lo intentaron algunos, como  Benjamín o Paula con otras 48 personas. He oído que mataron a la mitad, no se si habrán sobrevivido.
-Mas razón para salir de aquí. Además, tenemos mas posibilidades de sobrevivir. Podríamos robar la esmeralda que tiene el sacerdote aparte de las nuestras y llevarlas a un lugar seguro. No podemos quedarnos aquí. Moriríamos, y con nosotros los únicos mágicos blancos que quedan. El sacerdote triunfaría. ¿Quieres eso?
-Sabes que no, ¿pero que mas podemos hacer? No podemos huir, incluso dejando las reliquias aquí es una estupidez. Si fuéramos al bosque le daríamos otra razón por la que matar a los supervivientes, y su poder cada vez es mas grande. ¿Adonde huir entonces?
-Yo no estaba pensando en el bosque.
Me miro, como sospechando algo, pero sin estar seguro.
- Podríamos ir a otro mundo.
En ese instante compredio que lo sabia, sabia cual seria nuestra única esperanza. Miro por toda la cámara, y después probo en sus bolsillos. Allí estaba la nota. La volvió a guardar en el mismo sitio, y aunque al principio me lanzo una mirada acusadora, después esbozo una sonrisa triste.
-Tal vez si podríamos ir. ¿Pero a cual? -pregunto entonces.
- Al que quieras. A uno al que podamos ser libres. A uno al que podamos estar juntos.
- No es tan fácil viajar. No basta con tocarlo a la vez. No basta con concentrarse como con los hechizos simples.
-¡Ya lo se! Pero es nuestra única oportunidad.
-Ya, ¿pero y que pasa con nuestros amigos? No podemos dejarlos aquí.
-¿Prefieres morir? Te recuerdo por segunda vez que somos los dos últimos mágicos blancos. No podemos quedarnos aquí.
-¡Eso no es cierto! -exploto Mario, al igual que yo antes.
-¿Como que no es cierto? - ¿Porque no podía haber nadie mas como nosotros? ¿O si?
-Hace poco descubría a... bueno a otros dos como nosotros.
-¿Bueno, y quienes son?Mario trago saliva. No quitaba la vista del suelo. Me preocupo. ¿Quienes serian?
- ¿Me lo vas a decir o no, Mario? -me impaciente.
- Son... -por fin levanto la mirada, y me miro a los ojos. Y entonces lo supe, antes de que lo dijera- Son Elisabeth y Nicolás.
- ¿Qué? ¡Eso es imposible, lo sabes!
Cuantas veces había deseado que mi hermanito también tuviera ese don. Pero era imposible. Yo a su edad ya sabia hacer magia. Casi desde que nací. Aunque... mi abuela me contó que a veces, los mágicos que nacían sin ser primogénitos tardaban mas en desarrollar su don visiblemente.
-Pues ahora lo es. Nuestros hermanos también han heredado la magia. Eso es bueno, Sally. Ellos pueden seguir, aunque nuestros padres no estén. Aunque ni si quiera nuestros abuelos estén, ellos pueden aprender por su cuenta.
- ¡No! Tu deberías saber lo difícil que es controlarlo. Apenas tienen 4 años. ¡Los mataran! Además no podría separarme de Nicolás, es muy pequeño. Deberíamos llevarnoslos, estarían mas seguros.Otra razón para irse.
- Y otra por la que no tendríamos tiempo de huir. Es difícil, yo misma voy a dejar a Elisabeth, a mi hermana, a lo único que me queda de familia, pero...
- ¿Pero que? - Empece a llorar. Ahora que por fin me enteraba de que Nicolás podía hacer magia debía dejarlo. No podía hacer eso.
- Deberiamos trasladarlos a ellos.
Le mire. ¿Estaba hablando en serio?
- Es decir... es difícil, pero su magia es mas joven que la nuestra, estan menos cansados. Ellos huirian mas fácilmente. Y huirían con las reliquias.Estarían a salvo. Piensalo, podrían desarrollar su magia. Podrían ser mas poderosos que tu y yo juntos y algún día podrian volver.
- Pero aun no sabemos a que mundo. Además, son muy pequeños...
-Pero no podríamos viajar con ellos. Seria demasiado arriesgado. Además así el sacerdote bajaría la guardia. Cree que somos los últimos blancos que quedamos. Los  magos oscuros no los cogerían. No podrian.
Escuchamos el chasquido que hacia la puerta al abrir el primer cerrojo, y salimos de la sala. Yo me escondí el colgante entre la ropa, rezando para que no fuera el sacerdote. Por suerte solo era un guardia, que venia a dejarnos mas agua, y esta vez, un poco de pan.
- En serio, Sally, se que seria doloroso. Y mucho. Pero... es lo mejor. Además, cuando creias que no eran mágicos ya estabas haciendo planes para huir juntos. ¿Por que no dejarlos a ellos ahora?
-Porque.. porque se como funcionan las cosas así - murmure, muy bajito, mientras me sentaba en el suelo y me abrazaba. Sencillamente todo esto era demasiado para mi-  por que... por que así alguien les habría adoptado y pasarían hambre, pero ¿quien no? Y si no pensaba llevarmelos a escondidas. En cambio ahora.. no tendrían a nadie.Nadie se ocuparía de ellos. No estaríamos tu y yo, por que en una semana nos mataran en la hoguera y no tendran a nadie que les proteja -termine con amargura.
- Yo se un mundo donde si estarian bien. Donde son libres, de verdad. Donde se encargan de los niños sin nada, por lo menos en gran parte del mundo. Dejemoslos allí.
Se sentó a mi lado y me abrazo. Para mi fue un gran alivio sentirlo tan cerquita pero por otro lado me recordó todo lo que había, y  que iba a perder.
- Además crecerán y puede que vuelvan y le derroten. O que simplemente no sepan nada, por que tal vez su magia no evolucione lo suficiente, pero, por lo menos estarán a salvo.
Seguimos así un rato. Abrazados. Detestaba la idea de que mi hermano viajara solo, sin ayuda, con su magia recién descubiertos. Cuando por fin me calme, me pregunte como sabría Mario eso.
- ¿Recuerdas cuando propuse lo de dejarlos en una de esas casa de acogida? -respondió cuando le pregunte. Yo asentí- fue porque el día anterior les vi haciendo magia con una pobre lombriz.
- ¿Y como sabes lo del mundo donde según tu les protegerán? -volví a preguntar- Porque cuando te dormiste aproveche para hacer experimentos. Fui a un mundo luego a otro. Por eso te costo despertarme. Estaba agotado.
- ¿porque no me lo contaste? Podría haberte ayudado.
- Ya, pero era peligroso. Además tenían que creer que alguien seguía en la celda.
Después empezamos a pensar en como hacer que nuestros hermanos pudieran ir a ese mundo. Después de dos días de mucho trabajar, trazamos un buen plan.
Al día siguiente se puso en marcha. Mario creo una versión de nosotros dormidos en la celda. Mientras yo abrí la puerta a mi cámara. Desde allí podía llegar a cualquier sitio, pero era arriesgado. Si por casualidad entraba el sacerdote y veía que solo era una ilusión, saldríamos mal parados, seguro. Luego, cuando yo cerré la puerta a todo correr, el empezó a ocuparse de los preparativos en aquella sala tan misteriosa, de la cual aun no me quería hablar.
Cuando llegue a la pequeña casa, y llame a la puerta, la señora que cuidaba de los pequeños me informo que habían salido hace unas horas y aun no habían vuelto. ¡Que rabia! Justo ahora. Pregunte por donde. Hacia las afueras. "Oh, no" pensé entonces "Creen que los hemos abandonado. Irán hacia la casucha". Como no iba a poder alcanzarlos a tiempo, volví a utilizar mi medio de transporte tan particular. Y llegue a la casucha, que seguía igual o peor. Espere como media hora, sabia que se tardaba mucho en llegar desde la ciudad, y si eran pequeños, todavía mas. Pero cuando por fin se abrió la puerta, y me vieron, saltaron sobre mi. Yo por mi parte les abrace lo mas fuerte que pude, hasta que me pidieron que los soltara por que no podía dejarlos respirar. Cuanto los había hechado de menos.
Después estallaron en preguntas, sobre porque no volvíamos, que donde nos habíamos metido, etc... Yo por mi parte, les dije que luego se lo explicaría, pero que por el momento tendrian que confiar en mi y seguirme un sitio secreto. Se lo dije como quien juega a un juego y no como si fuera verdaderamente peligroso. Ellos asintieron y esperaron a que abriera la puerta. Luego, no me preguntes como que no lo se, Mario abrió otra puerta, desde la su cámara hasta la mía.
A partir de ahí todo sucedió demasiado deprisa. Mario nos arrastro hasta su cámara diciendo que el sacerdote se acercaba. Les dijimos a nuestros hermanos que estaban en peligro, y que para estar a salvo iríamos a otro mundo. No les dimos tiempo a comprender. Simplemente les dijimos que debían llamarse de otra forma, les dimos nuestras reliquias y unas ultimas instrucciones, antes de que  Mario abriera una ventana espacio temporal allí mismo. No nos dio dio tiempo a comprender. Sin si quiera despedirnos, los empujo a los dos dentro y la cerro. Luego a mi me empujo hasta la celda y cerro la puerta justo antes de que entrara el sacerdote. Dijo que había cedido adelantarlo todo.
Mientras salíamos por la celda, me prometí que protegería a mi hermano, y a sus hijos (si es que los tenían algún día) pasara lo que pasara. Y también me prometí que si algún día había alguna forma de vencer al sacerdote, lo haría.
Mientras el fuego se acercaba, me aferre a Mario, que habían puesto muy cerca de mi. Vi por sus ojos que el se había hecho la misma promesa.
Después del fuego, no recuerdo nada. Es como si me hubiera dormido. Hasta que el nacimiento de unos mellizos me hizo despertar...

Primer cumple del blog!

¡Buenas bloggeros! Bueno, hoy 13 de septiembre de 2012, es el primer cumpleaños del blog. Para celebrarlo, dentro de una hora y media colgare una sorpresa. ¡Espero que os guste! No me puedo creer que el tiempo haya pasado tan rapido. Todavia recuerdo hasta el primer fondo que le puse, algunos os acordareis. Uno como de cesped, con un cielo azul, y si no recuerdo mal, habia tambien uno o dos dientes de leon. Y luego empece aquella encuesta porque iba a cambiar el fondo y queria saber vuestra opinion. Luego llego Halloween, y puse aquellos cuentos de miedo. Y paso el tiempo, con Navidad, el dia de San Valentin, la Nueva historia, hasta Julio que se me rompio el ordenador. Y aqui estamos. Por eso, hoy, quiero agradecer a todos los que han apoyado este blog. A mis 4 mejores amigas (Alba, Paula, Diana y Tania), que son las mejores que una podria desear. A Chema, que me ha hechado una mano en muchas ocasiones. A Aurora y Ariana, que han ido anunciando el blog. A Laura S. porque estuvo aqui casi desde que empezo el blog. A Laura R., y a muchos chicos y chicas de mi clase, que, sin saberlo, han sido una gran inspiracion para mi.
Por eso y más ¡Muchas gracias!